TLC no reporta grandes beneficios a Colombia

Se cumplió el primer año de la entrada en vigencia del Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Colombia y Estados Unidos, sin que los beneficios para los exportadores colombianos hayan registrado grandes cambios.

21 de mayo de 2013

Un año, según los funcionarios del gobierno colombiano, es poco tiempo para que se vean los beneficios.

"Aunque los beneficios de los tratados comerciales tienden a verse mejor en el mediano plazo, desde ya se vislumbra una tendencia de crecimiento y prosperidad", afirmó el presidente de los colombianos Juan Manuel Santos en un comunicado al conmemorar la entrada en vigencia del TLC.

De acuerdo con Santos, el país sigue "...buscando solucionar los problemas que se constituyen a nivel de comercio, en segundo lugar se está elaborando un diagnóstico de fortalezas y debilidades del aparato productivo colombiano y finalmente se está aterrizando el TLC en el aspecto regional".

Sin embargo, lo que no mencionó el presidente Santos es que el país andino ya tenía años de preparación para competir comercialmente con el mercado más grande del hemisferio.

El TLC, que Estados Unidos prefiere llamar TPA (Trade Promotion Agreement), llegó después de que Colombia disfrutó 21 años de la Ley de Preferencias Arancelarias para países Andinos (ATPA, Andean Trade Preferences Act), sin mayores resultados desde el punto de vista de diversificación de exportaciones hacia la Unión Americana, a pesar de que se trató de un beneficio unilateral.

En otras palabras, Colombia tuvo más de dos décadas para mejorar su capacidad competitiva y para diagnosticar las fortalezas y debilidades en frente del mercado de la Unión Americana. Al abrirle sus puertas el 15 de mayo de 2012 tiene que competir de tú a tú, en medio de un TLC que obliga la reciprocidad de Colombia en términos de desgravación de aranceles.

Las compras de Estados Unidos a los países beneficiarios del ATPA se multiplicaron casi por seis durante la vigencia del beneficio unilateral, al pasar de 4.969 millones de dólares en 1991 a 31.891 millones de dólares en 2011.

Según la Administración de Comercio Exterior del Departamento de Comercio de Estados Unidos, durante la vida del ATPA, las importaciones desde Colombia fueron primordialmente petróleo y sus subproductos, con promedio de participación del 80% en términos nominales, seguidas de flores frescas.

Hoy, ni el tiempo ni las nuevas condiciones contractuales parecen haber sido suficientes para cambiar la cara de las relaciones comerciales bilaterales.

Durante el primer trimestre de 2013, con TLC en pleno vigor, las exportaciones colombianas hacia Estados Unidos cayeron 21,3% al totalizar 2.319 millones de dólares, según cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE).

Mientras tanto, el Departamento de Comercio de los Estados Unidos informó que sus ventas hacia Colombia crecieron 22,4% durante el primer trimestre de 2013, al totalizar 4.524 millones de dólares.

Las compras de Estados Unidos a Colombia totalizaron 24.632 millones de dólares durante 2012, mientras que las ventas fueron 16.395 millones de dólares, reiterándose la posición deficitaria frente a Colombia.

Sin embargo, entre 2012 y 2011 el aumento de las exportaciones estadounidenses hacia el mercado
colombiano (14,5 fue mayor que el de las importaciones (6,6%).

Aunque la balanza comercial entre los dos países ha sido favorable a Colombia en términos de comercio total, se debe destacar el hecho de que las cifras provienen en su mayoría de bienes del orden primario de la producción, es decir petróleo, minería y agricultura (principalmente flores).

En ese renglón, un estudio del Departamento de Comercio estadounidense reveló que los consumidores finales de su país fueron los beneficiarios de las dos décadas de ATPA.

Sólo entre 2010 y 2011, vía menores precios, "las rosas frescas cortadas generaron ganancias de entre 8,9 millones de dólares y 9,2 millones de dólares, seguidas por los crisantemos frescos de Colombia, entre dos millones de dólares y 2,1 millones de dólares".

Pero si analizamos el componente del comercio bilateral, encontramos que en bienes manufacturados hay déficit para Colombia. Los productores colombianos les llaman "exportaciones menores" y son las que idealmente deberían ampliarse por integrar sectores generadores de empleo, como manufacturas de cuero y confecciones textiles.

En 2011 Estados Unidos le vendió a Colombia 13.180 millones de dólares en bienes manufacturados y, en 2012, con siete meses de TLC, las ventas fueron 15.424 millones de dólares, esto equivale a 17% de aumento.

Por ese rubro, Colombia exportó hacia Estados Unidos 6.122 millones de dólares en 2012; 14,7% más frente a 2011. Pero durante el primer trimestre de 2013 ya registró caída del 9,2% al totalizar 1.310 millones de dólares de exportaciones de manufacturas a ese país que, a su vez, les vendió a los consumidores colombianos 4.262 millones de dólares.

Cuando el ATPA cumplió 10 años, la Asociación Nacional de Industriales, ANDI, celebró los beneficios que dejaría a Colombia la extensión del programa. En términos de empleo, según un documento de la época, la ANDI proyectó que "por cada 100 millones de dólares que vendamos, se crearían entre 23.000 y 25.000 empleos nuevos".

En 1991 el desempleo en Colombia era del 9,1%; en 2001 subió al 19,5% y al cierre de 2012 fue del 10,4%. En plena vigencia del TLC, a marzo 31 de 2013, el desempleo en Colombia fue del 10,2%, con 2,3 millones de personas desocupadas y 6,8 millones de subempleados, según datos del DANE.

Por supuesto que hay que darle tiempo al tiempo, pero si una preparación de dos décadas no fue suficiente para, por lo menos, hacer un diagnóstico de lo que la producción colombiana requiere para competir, entonces es tiempo de frenar la firma de nuevos TLC's y analizar qué es lo que está mal, antes de seguir abriendo puertas a cuanto país lo insinúe.

AP