La "fábrica" de líderes de África busca al próximo Bill Gates

Los Nelson Mandela y Bill Gates del futuro podrían salir de una academia creada en Johannesburgo con un ambicioso objetivo: formar a los nuevos líderes que decidirán el porvenir de África.

21 de junio de 2013

Con sólo un lustro de existencia y cien alumnos por promoción, la Academia de Liderazgo Africano (ALA) aspira a que de sus aulas salgan los flamantes talentos del continente.

"Queremos que entre nuestros estudiantes estén el próximo Bill Gates (cofundador y presidente de Microsoft) y el nuevo Nelson Mandela (expresidente de Sudáfrica)", explica a Efe Frank Aswani, director de relaciones estratégicas de la ALA.

Muchos alumnos quieren seguir la estela de sus ídolos, como Adnani Ghassane, un marroquí de 19 años que estudia el primero de los dos cursos preuniversitarios que ofrece la escuela y que siente devoción por Sergey Brin, cofundador de Google.

"Me siento inspirado por Sergey Brin como uno de los pioneros de los motores de búsqueda en internet. Me gusta la tecnología que es beneficiosa para la sociedad. Hoy día, Google ha abierto muchas puertas a cualquier ciudadano en el mundo", cuenta a Efe Ghassane.

De los 270 jóvenes graduados hasta ahora en esta institución, radicada en un agradable campus en Johannesburgo, 220 ingresaron en universidades punteras de África, Europa y Estados Unidos.

La academia espera que regresen a trabajar a África, como establece el acuerdo que los alumnos firman al ingresar en la escuela, que se distingue por un uniforme estudiantil granate.

Seleccionados entre adolescentes brillantes de todas las clases sociales y países de África, los alumnos de la ALA reciben becas y estudian según el prestigioso método británico "Cambridge".

Pero lo que, a juicio de Aswani, hace excepcional la educación secundaria de la ALA son dos de sus materias: Estudios Africanos y clases específicas, a menudo prácticas, de liderazgo empresarial.

Los Estudios Africanos ofrecen a los estudiantes una visión africana del mundo y de la historia, compatible con los valores capitalistas, ilustrados y democráticos, y los derechos humanos.

"Hasta llegar aquí no sabía nada de nuestras culturas antiguas. Muchos, entre ellos muchos africanos, piensan que África no tenía civilización hasta la llegada de los europeos, y no es cierto", comenta a Efe Ghassane.

La vocación africana de la ALA está presente desde el mismo proceso de selección, en el que uno de los criterios, junto con la excelencia académica, es la llamada "pasión por África".

Los candidatos demuestran esa pasión con su interés e implicación en los problemas comunes del continente, como las deficiencias sanitarias y educativas o la falta de infraestructuras y empleo.

Como todos los estudiantes de la ALA, la keniana Diana Wanjuhi ha trabajado en su país en proyectos de caridad, en su caso recaudando fondos para estudiantes pobres.

"Yo iba a una escuela privada y, antes de esta experiencia, nunca había tenido contacto con gente necesitada", cuenta Wanjuhi a Efe.

Un caso parecido es el de la etíope Mhraf Worku, de 17 años, que empezó a trabajar a los 12 con una ONG de su país que ayudaba a niños abandonados y con sida.

La experiencia empresarial tampoco es ajena a los adolescentes que llegan a la ALA, que en algunos casos ya han creado incluso sus propios negocios en sus países antes de entrar a la escuela.

Dentro de la academia, los estudiantes complementan las enseñanzas abstractas sobre negocios y liderazgo con la gestión de los servicios internos de la comunidad educativa.

Servicios como la cantina o la radio de la escuela son gestionados exclusivamente por los alumnos, que han abierto también una peluquería y una tienda de productos sanitarios.

Además, los estudiantes llevan a cabo iniciativas fuera de la escuela, como la puesta en marcha en zonas pobres de Johannesburgo de talleres de bisutería.

Las pulseras o pendientes confeccionados se ponen luego a la venta, y el dinero se invierte después en las comunidades donde se hicieron los objetos.

"No podemos permitirnos una generación que vaya a la escuela para encontrar después un trabajo. Necesitamos que los jóvenes se eduquen para ser capaces de crear empleo", afirma Aswani, que recuerda las altas tasas de desempleo entre los africano menores de 30 años, que representan el 70 por ciento de la población del continente.

Otro objetivo de la ALA es crear una red panafricana de excelentes profesionales de distintos campos, que ayude a los alumnos a extender sus valores y actividades por el continente.

"Si, por ejemplo, quiero abrir un día un negocio en Nigeria, puedo contactar a mis excompañeros nigerianos para que me ayuden", afirma el marroquí Ghassane.

Fundada a partir de la matriz del programa de estudios de secundaria en el extranjero Global Leaderhip Adventures (GLA) por el empresario ghanés Fred Swaniker y el consultor estadounidense Chris Bradford, la ALA se financia, de momento, a través de donaciones.

La institución aspira a ser autosuficiente a través de convenios con las grandes empresas, interesadas en alimentar una de sus fuentes potenciales de profesionales en África.

EFE