La ciencia de la anatomía y el arte se unen en el Museo del Cuerpo Humano

La ciencia de la anatomía se conjuga con el arte en el Museo del Cuerpo Humano, que en Bangkok exhibe con crudeza los cadáveres "plastificados" por el patólogo alemán Gunther von Hagens empleando su polémica técnica.

19 de octubre de 2012

Miles de estudiantes, profesores y curiosos han pasado por este museo, situado en la facultad de Odontología de la Universidad de Chulalongkorn en Bangkok y cuyo fin es divulgar el conocimiento de la anatomía humana.

Con la mirada atenta, concentrada y en ocasiones con una expresión de aversión causada por el aspecto de los 13 cadáveres y de las decenas de órganos que se exponen, los visitantes caminan lentamente por las dos salas que se asemejan a un sepulcro.

"Los cuerpos han sido donados por la Universidad de Odontología de Tokio. Se trata de los cadáveres de personas chinas, pero que se exhibían en Japón", explica a Efe Suconta Chareoinvit, del departamento de anatomía del centro universitario.

"Este museo demuestra que todos somos básicamente iguales. Todos los músculos y huesos se encuentran en la misma posición y cumplen las mismas funciones, sólo cambia la fisonomía superficial y el tamaño", precisa Suconta.

En una atmósfera aséptica, la muestra comienza con la exhibición de un esqueleto y una serie de partes del cuerpo humano, a la que sigue una serie de cadáveres que diseccionados de diversos formas dejan ver los músculos, el sistema nervioso o los diversos órganos.

Algunos cuerpos tienen posturas dinámicas y parece que sostienen algún objeto, otros que han sido abiertos capa tras capa enseñan el cerebro y los globos oculares, los hay que da la impresión que se sujetan el aparato digestivo y también cortados en rodajas para ofrecer una perspectiva de anatomía topográfica.

Aunque en otros países este museo ha desatado polémicas y el rechazo de organizaciones religiosas, en Tailandia ha sido bien acogido por el público, el más mayor por lo general acostumbrado a ver las terribles fotos que incluyen los diarios en sus páginas dedicadas a sucesos.

"No hay ningún problema, pero no permitimos que se toquen los cadáveres ni que hagan fotos por respeto", apunta Suconta, presta a aclarar preguntas de los visitantes sobre aquello que contemplan.

La única interacción posible es un cerebro que se puede levantar con una cadena para comprobar su peso.

En varias vitrinas se comparan pulmones, riñones e hígados sanos con otros maltratados por malos hábitos tales como el tabaquismo o el abuso del alcohol y en los que se notan la secuelas del cáncer, la cirrosis o los síntomas de un colesterol alto.

El alemán Von Hagens desarrolló en 1977 la técnica de la "plastinación", en la cual se extrae el agua de un cadáver con acetona fría y a continuación se le inyecta silicona para endurecer y conservar los tejidos; y en 1995 organizó su primera exhibición.

También ha tenido sus detractores, como la Iglesia Católica, los ultraortodoxos judíos y el presidente venezolano, Hugo Chávez, que en 2009 calificó la exposición de "barbarie" y de "macabra" por exhibir "cadáveres insepultos" y su Gobierno la prohibió.

Von Hagens, que ha abierto centros de plastinación en China y Kirguizistán, defiende que sus exhibiciones de cadáveres son en aras da la ciencia.

El ser preservado de este modo, según el profesor, "ofrece una cierta posibilidad de inmortalidad, una especie de enterramiento seglar que servirá para iluminar a las futuras generaciones".

EFE