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Encontrar trabajo

“Tengo 30 y sólo un par de años de experiencia”

Pareciera cada vez más es común el hecho de que los jóvenes no se interesen en iniciar una vida laboral pronto o de forma estable: quieren viajar, conocer el mundo y disfrutar su vida al máximo.

Nataly Olarte
31 de marzo de 2016

Cuando José se graduó de la universidad, de ingeniero, a los 24 años, sabía que tenía toda su vida por delante y que quería hacer realidad todos sus sueños. Uno de ellos era el de conocer todos los países que pudiera, mejorar su nivel de inglés y aprender de otras culturas. Afortunadamente, su familia tenía los recursos para ayudarle e, igual, José se las supo arreglar, a donde llegaba, para encontrar un trabajo que le ayudara con los gastos.

Inicialmente decidió irse a recorrer Suramérica: alcanzó a viajar por Bolivia, Perú, Chile, hasta llegar a Argentina. En ello, subió fotos a sus redes, conoció nuevos amigos y se regresó al país, para luego considerar profundizar en su nivel de inglés. Encontró un programa y decidió apostarle durante un año; luego, se inscribió en otro de voluntariado y, finalmente, participó en una convocatoria para hacer parte en una capacitación de turismo.

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Entre todo esto, José se sentía totalmente satisfecho con su vida, realizado y quería seguir con ese estilo de vida. Pero, antes de cumplir 29 años, sintió la necesidad de “sentar cabeza” y empezar a tener sus propias cosas. Entonces, regresó al país y empezó a buscar trabajo.

En sí, cualquiera empresa destacaría las habilidades de este joven que se graduó con un promedio de 4,2, fue asistente de investigación, era bilingüe y sabía un poco de francés; además del voluntariado. Pero tenía un problema: no contaba con experiencia en su campo profesional. Y, según los encargados de procesos de selección eso, a su edad, era una triste desventaja.

“Indudablemente. La experiencia laboral es la garantía más real de que una persona sabe hacer lo que dice saber hacer. De hecho, los títulos en sí mismos, lo que dicen es que se estudió un tema, no tanto que se sabe manejarlo en el contexto real. Lo ideal es el balance conjunto entre estudios y experiencia”, explica Juan David Tous, gerente de Comunicaciones y Relaciones Públicas de Manpower (empresa de selección de talento humano).

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Y es que según el estudio de esta misma firma, “Diversidad y Talento: Bases para la Sostenibilidad y la Innovación para Colombia”, en el que se preguntaba cuál es la edad que se considera de mayor productividad en los trabajadores, el promedio resultante fue de 29,9 años. De allí la percepción, entre los empleadores, de inexperiencia en la gente más joven y de testarudez u obsolescencia en la gente mayor. Por lo tanto, debido al imaginario existente en el medio, llegar a los 30 años de edad sin experiencia restringe muchísimo las oportunidades laborales.

Lo que puede hacer

De acuerdo con Noel González, jefe de Candidato y Pass  de Adecco Colombia, “no obstante, esta tendencia en los últimos años muestra signos de cambios. Cada día son más las organizaciones que se dan cuenta que el talento pesa tanto o más que la experiencia, y apuestan por él”. Pero, como les habrá pasado a algunos de nuestros lectores, esto puede ser un caso entre cien.

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Uno: lo primero que tiene que hacer la persona que ya casi alcanza esta edad y casi no tiene experiencia laboral, es cambiar su actitud y dejarse de quejar. Según John Badel, career coach de Lee Hecht Harrison, “la idea es tener claro lo que el viaje le aportó a su vida y cómo le ayudó a definir con más claridad y madurez lo que quiere hacer. Esto es muy distinto a mostrar que estuvo conociendo lugares y culturas, pero sin un propósito claro”.

Lo más importante es “saber venderse con coherencia. Todo ha sido parte de un plan y no se trató de estar desubicado o simplemente pasar el rato”, añadió el experto de Lee Hecht Harrison.

Dos: Ahora, si es de quienes afortunadamente logró dominar uno o más idiomas a nivel bilingüe, tendrá que considerar cuáles pueden ser esos campos profesionales en los que se requiere dicha habilidad, lo que lo podría poner en ventaja sopesando el no tener esa experiencia.

Luego de este análisis, eso sí, sea realista: no espere ganar millones de pesos como quizás ya lo hacen algunos de sus compañeros que se graduaron con usted. Así, acepte “trabajos de un nivel un poco inferior a sus aspiraciones y usarlo como puente para adquirir experiencia y demostrar sus fortalezas, hasta conseguir lo esperado a corto o mediano plazo”, sugirió González, de Adecco.

Tres: Lo siguiente es ser sincero. No se invente trabajos que no ha tenido ni se refugie en pequeñas labores que hizo y que no están relacionadas, para nada, con su profesión. Según Badel, “lo que sí está a favor es contar con mayor madurez para enfrentar los retos y responsabilidades de un cargo, con el beneficio de tener más claro qué quiere y no quiere en su vida”.

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Los beneficiados y afectados

Según Lee Hecht Harrison hay profesiones para las que esta circunstancia puede ser incluso un punto a favor, por ejemplo en mercadeo, comunicación, publicidad y en general en la industria audiovisual y de medios. Igualmente para personas que desean vincularse con el sector social y también para ciertas posiciones comerciales. Sin embargo, si los estudios fueron sobre contabilidad y finanzas, las probabilidades de estar desactualizado dificultan la vinculación.

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“Si la idea es adquirir experiencia se puede ofrecer un periodo de tiempo de trabajo no remunerado en una empresa pequeña de algún conocido. Esta experiencia además le ayudará a entender mejor cómo funcionan las cosas en las organizaciones y ser un mejor candidato”, sugiere Badel.

¿Seguir estudiando?

Muchos de los jóvenes consideran que, al tener más títulos y certificaciones, pueden llegar a abrirse más puertas en el ámbito laboral; lo cual no siempre es cierto e, incluso, se puede convertir en una desventaja. Nuevamente, la experiencia en lo que sabe, llega a tener mayor relevancia, entre más edad se tenga.

El vocero de Manpower explica que “todo lo que se pueda estudiar y aprender puede llegar a ser útil en algún momento. Pero dedicarse únicamente a seguir estudiando puede profundizar el problema. Más bien se puede, si la persona ha estudiado tanto, ir creando un perfil profesional de corte académico, es decir, abrirse camino como docente e investigador”.

Lo básico

No es cuestión de que entre en depresión, de que se compare con los demás (es lo peor que puede hacer) ni de que sienta que no hizo nada con su vida profesional. Al respecto, los tres expertos consultados por FP coinciden en afirmar que hay cualquier persona, sin importar el momento de su vida, tiene que tener claro lo que quiere con su vida: ¿Qué quiero hacer? ¿Qué tipo de trabajo quiero? ¿Cuáles son mis fortalezas? ¿Qué aspectos necesito reforzar o mejorar? ¿En qué tipo de empresas aspiro a trabajar?

Y en segundo lugar- explica el vocero de Adecco-, debe conocer el mercado laboral. ¿Qué tipo de perfiles buscan las empresas? ¿Cuáles son los conocimientos, habilidades o competencias más demandadas? “El éxito será el resultado de una buena combinación entre ambos factores”.

La edad sí es una ventaja, en eso no hay duda. Según Juan David Tous, “si se desea trabajar en un sector específico hay que acercarse a ese sector desde que uno está joven; si se desea trabajar en una empresa concreta, hay que darse a conocer en ella desde una etapa temprana de la vida académica o profesional; si se desea emprender, hay que ensayar, equivocarse y aprender lo más pronto posible. En resumen, es mejor “quemar” esas etapas y experiencias antes de los 30 años para tener una vida laboral más consolidada a esa edad”.

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