Imagen: Archivo Semana

Ambiente Laboral

Primero Usted. Sea feliz en el trabajo

Cada vez es más común que los trabajadores se quejen de que no les queda tiempo para descansar y que no están felices en su trabajo. Tal vez una pequeña dosis de egoismo mejore la situación.

21 de junio de 2011

Los investigadores Rachel y Richard Heller, profesores de la Facultad de Medicina de Mount Sinai, en New York, en su libro "Egoismo Sano, cómo cuidarse de uno mismo sin sentirse culpable", describen en su libro una de las conductas en el trabajo más comunes de hoy.

Muchos empleados trabajan más de las horas establecidas y sus jefes no se dan cuenta, esto hace que los empleados no estén contentos y manejen niveles de estrés por no poder dejar un trabajo que no quieren ya sea por sus obligaciones financieras y porque considera que las condiciones de trabajo no las podrá conseguir en otro lado.

Si usted es de los que le resulta imposible decir lo que piensa en el trabajo, lleva a la casa sentimientos no resueltos, se siente subvalorado y explotado en el trabajo porque no puede cumplir el horario o porque nadie más puede hacer su trabajo, si almuerza muy rápido y no realiza sus pausas activas y lo aterra irse de vacaciones; es hora de cambiar algunos hábitos laborales para mejorar su vida.

Los autores atribuyen estas conductas generalmente a circunstacias individuales, más que a actitudes de la empresa o del jefe. Por eso recomiendan que ante esta situación sea el mismo empleado quien se centre en eliminar todo aquello que le molesta y que sea el que tome la decisión, por ejemplo, de no quedarse a trabajar hasta tarde.

"Avance a pasos cortos e imagine el cambio", dicen. Centrado en lo que no le gusta de su trabajo, no se sienta obligado a cambiarlo de inmediato, tómese su tiempo para ensayar diferentes estrategias para cambiar cada conducta que le molesta, siempre pensando en su bienestar, y se dará cuenta en el momento que pueda empezar a caminar pasos más largos.

Al final del ejercicio, se encontrará con tres opciones: enfrentar a su jefe y exponerse a ser despedido, ofrecerle soluciones para cambiar su situación y renunciar. Lo que decida el trabajador no importa siempre y cuando lo comunique con claridad y no engañe su filosofia y pensamiento.

Concluyen los autores, que es muy probable que ese jefe que no es conciente de cuánto tiempo le está robando a sus trabajadores no se de cuenta, ni le importe lo que hace; "es más probable que lleguen a la conclusión de que nunca valimos nada".