Emprendimiento

Las 4 precauciones antes de montar un negocio con un amigo

La amistad puede resultar una base sólida para varias situaciones en la vida: desde una relación romántica, hasta la creación de una empresa exitosa. Pero, ¿cómo estar totalmente seguro de eso?

16 de octubre de 2015

Ya sea del colegio, de la universidad, de algún trabajo o simplemente de “la vida”, los amigos suelen ser personas con las que se cuenta incondicionalmente, es alguien que se conoce en sus buenos y malos momentos, con quien se pasa un tiempo agradable y con quien, a pesar de las diferencias, siempre habrá un punto en común para ponerse de acuerdo.

Quizá por eso mismo es que se convierten en las personas más opcionadas para considerar tener como socios en un negocio. Puede que mientras lee este artículo piense en una persona en particular, con quien ya ha hablado algo de reunir un capital y empezar a dar rienda suelta a una idea que promete ser rentable.

Pero a veces tanta “belleza” no siempre se aplica en los negocios. De acuerdo con Business Insider, hay unas habilidades previas que usted debe revisar no sólo en su amigo, sino también en usted mismo, para saber si pueden ser socios: desde el hecho de encaminarse hacia un objetivo conjunto, hasta considerar si existe la fuerza de voluntad necesaria para invertir tiempo, dinero y dedicación como se debe, para hacer crecer el negocio.

Recuerde que la creación de un negocio se trata de recorrer un camino por los próximos años, lleno de sacrificios, esfuerzos, alegrías pero también decepciones de las cuales deberán aprenderse a levantar. Pero no todas las personas tienen el “genio” ni la actitud positiva o proactiva, que permita facilitar cada una de estas etapas.

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Preguntas previas

Con esto, Inc. plantea unas preguntas que pueden resultarle útiles como paso previo para determinar si efectivamente, esa persona que usted tiene en mente, puede llegar a convertirse en ese socio ideal para crear empresa:

1.
¿Comparten los mismos objetivos de negocio?
2. ¿Comparte los mismos valores?
3. ¿Sus habilidades se complementan entre sí?
4. ¿Sus hábitos de trabajo se alinean?
5. ¿Cuál es su estrategia predeterminada para la resolución de conflictos?
6. ¿Qué funciones y responsabilidades específicas deben asumir cada uno de los socios de negocios?
7. ¿Qué tan estable es su vida personal?
8. ¿Están ambos dispuestos a seguir la dirección del otro cuando alguno sea el experto en la materia?

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Dejar todo claro

Desde el inicio, desde el momento mismo en el que ambos consideran que pueden ser “el uno para el otro” para empezar un negocio juntos. Esto implica tocar y poner en la mesa esos temas escabrosos que se ven con el tiempo, pero que les ahorrará tiempo y dinero cuando se presenten. Entrepreneur señala que esto incluye dejar la sinceridad como la base de la relación: ya sea para cuando sientan que alguno está tomando las decisiones equivocadas o para señalar un error de la otra persona.

Sucede lo mismo con los títulos, los salarios, los recursos que se van a usar así como las metas que establecerán, siendo realistas, en los próximos años y el respectivo plan de acción que llevarán a cabo. Todo esto también incluye el hecho de dejar todo por escrito, recuerde que las palabras “se las lleva el viento” y siempre y cuando las cosas queden registradas, habrá algo que recordar, reclamar o exigir.

La comunicación

Debe ser otra de las bases fundamentales ya que de ella se desprende que los mensajes sean transmitidos de manera adecuada y oportuna, cuando correspondan. Daily Worth explica cómo en la mayoría de casos puede suceder que el temor o la incomodidad por no saber establecer o definir algo, puede ser el inicio de poner en riesgo el negocio. Así que establezcan los canales, las horas y la forma en la que se van a comunicar; lo que les ahorrará resentimientos y confusión.

Esto también involucre el definir cómo se van a tomar las decisiones y qué hacer cuando alguno de los dos no está disponible para tomarlas.

El dinero

Aunque de último, no por ello menos importante, se trata de un factor del que ambos deben hablar detenidamente. Esto, porque es uno de los aspectos más delicados, con el que deberán lidiar el resto de la historia del negocio y, a la vez, por el que más se pueden presentar inconvenientes.

Desde un inicio, cuando se hable de cómo financiar el proyecto, acuerden las funciones y los mecanismos que tendrán para los créditos o para aportar los ahorros que tienen si se puede, de forma casi que equitativa. La idea no es que a futuro existan peleas por “el que puso más”, sino reconocer los esfuerzos de ambos para hacer crecer todo, nuevamente, intentando que sea de forma equitativa, en lo que cada uno es bueno.

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