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Trabajo

¿Hasta dónde es bueno tener un gracioso de la oficina?

Un rato de esparcimiento y humor es recomendable en todos los escenarios sociales, especialmente en el trabajo. ¿Pero cuándo puede llevar a enrarecer el clima laboral?

21 de febrero de 2017

Lo que no se puede es llegar al punto que todo el día y a toda hora, alguien esté haciendo bromas, chistes o riéndose a carcajadas, hasta incluso abandonar las obligaciones. Así como ser un ‘seriote’ entre los compañeros puede llevar a dar la falsa impresión de que usted es el amargado y ‘limón’ del grupo, tampoco es aconsejable estar del otro extremo.

Haga memoria. Si tuvo alguien en su colegio que se la pasó haciendo bromas, burlándose o estresándolo a usted con sus chistes ‘pesados’ como salidos de tono, le contamos que ese compañero que usted superó en el colegio o la universidad también aparece en la oficina.

Un poco de humor viene bien a cualquier hora. A nadie le incomoda un comentario sarcástico con humor o que alguien cuente la anécdota divertida del día. Lo malo es cuando eso comienza a afectar la productividad del equipo o de toda una sección de la empresa. Y en estos tiempos las empresas no se pueden dar el lujo de contratar personal tóxico, es decir, aquellos que generan pérdidas porque afectan negativamente el trabajo de los demás.

Ya sea porque impiden a los compañeros que cumplan con su labor, o porque se atraviesan como un palo en las tareas de otro o con sus comentarios y chismes dañan el ambiente laboral, ese tipo de personas le cuestan a una compañía alrededor de $12.000 dólares al año, de acuerdo con estudios realizados por la Universidad de Harvard.

Hay que tomarse una pausa en la oficina, por eso le contamos  cómo debería tomarse un café en la oficina

Lo positivo de todo es que expertos consultados por Finanzas Personales señalan que en el trabajo hace falta alguien que le tranquilice con su humor el ambiente. Por ejemplo, en Performia, firma que busca mejorar la productividad de las empresas y trabaja en la retención del mejor talento en una compañía, consideran que el buen humor y la posibilidad de sonreir o incluso reír en el trabajo son muy importantes como ingrediente del clima laboral.

Sin embargo hay que ponerlo en el contexto de lo que es adecuado y lo que no lo es: un asesor bancario o un cirujano muy chistoso puede crear confusión y hasta desconfianza en sus interlocutores, señala Jairo Pinilla, director de Performia Colombia. Además debe haber una muy buena correlación entre la broma, el chiste y los resultados de la persona en su cargo: una persona muy chistosa y a la vez improductiva va a caerle muy mal a sus compañeros que sienten que tienen que producir por el “payaso de la oficina”.

¿Entonces, hay que estar serio todo el tiempo?

Como dicen las sabias tías de la familia, ‘ni tanto que queme al santo ni tan lejos que no lo alumbre’. Los especialistas recomiendan que hay que tener ‘olfato’ para el buen humor. Si hacer una broma o un comentario irónico no es su terreno, entonces es mejor que haga empatía con sus colegas riéndose de los chistes de otro.

También se pueden hacer unas modificaciones para que el espacio de oficina no sea aburrido

Tampoco es lo más recomendable arrancar como el humorista del grupo. Lo mejor es esperar a asentarse en el trabajo y cuando le toque el turno, saque a relucir ese talento oculto. Para Ana Sarmiento, coach en crecimiento profesional, especialista en potenciar las cualidades de los jóvenes, está bien mirar la vida con humor pero hay que ser prudente con el momento y lugar.  Muchas veces esos chispazos que considera divertidos están entorpeciendo y ridiculizando el trabajo de otros. Por lo tanto, hay que detenerse a pensar cuál será la reacción de los que oigan su genial apunte y medir el impacto antes de lanzarlo.

Por ejemplo, si está empezando en un trabajo y tiene una junta importante con algunos líderes de la empresa, no intente bromear y hacer un chiste en su debut. Acomódese y vaya entrando poco a poco.

Algunos consejos

Según Sarmiento, cuando usted es líder, necesita usar el humor con mucho tacto. “El liderazgo es como el amor y hay que cuidarlo todos los días.  Usted puede caer de su pedestal tanto por andar chanceando, como por momentos de vulnerabilidad emocional”.

Para Pinilla, la ventaja de contar con miembros del equipo productivos y con buen sentido del humor es que logran quitarle el tono de excesiva “seriedad” al trabajo. La seriedad en el ámbito laboral se define como “Cuando el interés es importante a causa de un castigo”. “No es bueno que los empleados estén interesados en su trabajo sólo por miedo a un castigo o represalia. Repito que el buen humor es parte esencial de la satisfacción en el trabajo”, señala.

Aunque el tema central de su trabajo sea muy serio, no debería tomar el trabajo tan en serio. Eso significa que debe comprender el trabajo como un juego, donde aparte de la dificultad del mismo debe tener un marcador (indicador de gestión) y tiene que tener resultados… y por supuesto un premio por esos resultados. Y nunca olvidar el buen humor que le puede mejorar el día a una persona en cuestión de un minuto o menos! Sin embargo no abuse de los chistes. Cuide su imagen.

Por último, no use el humor como excusa para no rendir, hay que hacerse visible por los resultados y no por lo gracioso o lo chistín. Si se le sale el tema de las manos, usted puede terminar recargando sus obligaciones en los demás, y eso enrarece el ambiente de cualquier oficina.

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