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Laboral

El “tercer lugar” para trabajar

Ni la oficina, ni la casa. Según la directora de Regus para la Región Nordeste, Ana María Castro, se está imponiendo otro ambiente de trabajo.

20 de septiembre de 2012

La directora de Regus para la Región Nordeste, Ana María Castro, aseguró que el empleado del 2012 trabaja en dos ambientes diferentes: por un lado la tecnología del siglo XXI le permite trabajar en cualquier lado, pero por el otro, los hábitos de trabajo del siglo XX suponen que aún debe estar en la oficina.

En una reciente encuesta, el 89% de los consultados afirmó que la opción de trabajar de forma remota es una de las tres principales ventajas de un trabajo. Casi un tercio soportaría una reducción en las vacaciones pagadas y un cuarto una disminución de sueldo con tal de poder trabajar de forma remota.

El nacimiento del “tercer lugar”

De acuerdo con Castro, el trabajo en casa, también conocido como Home office, no es necesariamente la respuesta a esta demanda, pues aquellos que efectivamente trabajan en casa, no lo ven como un escenario productivo ya que un 43% dice que ve TV o películas, un 20% juega videojuegos y un 26% toma una siesta. Podría sonar como el equilibrio ideal entre trabajo y vida personal, pero en realidad no lo es.

Según estudios se ha demostrado que solo un 12% de las personas desea trabajar en casa todo el tiempo, mientras que otras aseveran que existen demasiadas distracciones, no hay suficientes instalaciones y extrañan la atmósfera profesional de una oficina.

Teniendo en cuenta lo anterior, la tendencia que está arrasando, por ejemplo en Europa, es trabajar en un catalogado "tercer lugar", es decir, en vez de trabajar en la oficina (el "primer lugar") o en casa (el "segundo lugar"), las personas están llevando sus computadoras portátiles, tablets o smartphones a bibliotecas, salas de descanso, centros de negocios, centros de trabajo compartido y cafeterías.

No hay un “tercer lugar” en específico, único y definitivo para trabajar, las personas optan por el lugar que mejor se adecúe a su ubicación, estilo de trabajo u horario.

Para Castro, este nuevo hábito de trabajar en el “tercer lugar” va de la mano con la propagación de prácticas de trabajo más flexibles, como el hecho de brindar a las personas la opción de dónde y cuándo trabajar. Un 72% de las empresas a nivel global sostiene que esto lleva directamente a una mayor productividad.

La experiencia

Lo del “tercer lugar” no es algo nuevo. En Estados Unidos ya hay personas que trabajan en terceros espacios, ya sea revisando correos electrónicos en una cafetería o trabajando dentro de su auto estacionado.

Sin embargo, ellos se podrían beneficiar más con un “tercer lugar” más favorable para trabajar, en lugar de estresarse en una ruidosa cafetería o en su auto.

Vale la pena resaltar el viejo continente, pues es Europa el que está marcando la pauta en esto.

Allí, se están abriendo espacios de trabajo flexibles más cerca de los lugares donde las personas viven y viajan.

¿Solución o alcahuetería?

Según Castro, muchos empleadores siguen escépticos frente al tema (pese al hecho de que se pueden reducir los costos en bienes raíces) ya que quieren a su personal frente a sus ojos, alejados de la seducción de la TV, las tareas domésticas y los videojuegos.

Sin embargo, Castro asegura que al dar a los empleados mayor libertad para escoger dónde trabajar, es posible mejorar el bienestar, el compromiso del empleado y su rendimiento. El hecho de que un 72% de las firmas relacionan la productividad con un trabajo flexible es una evidencia de ello.

“Las prácticas de trabajo rígidas y ligadas a la oficina representan un retraso para que las corporaciones aumenten su productividad. Los empleados ya anhelan aflojar los vínculos con la oficina fija y, con la ayuda de terceros lugares, los empleadores deben permitirles deshacer de ese nudo”, indicó la experta.