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Entrevistas

Supere la “tusa laboral”: ¿Qué pensar cuando una empresa no lo elige para un trabajo?

Cuando está buscando un trabajo, ya sea porque es desempleado o porque quiere seguir avanzando en su carrera, se encontrará con una serie de situaciones a enfrentar. Pero puede que una de las más difíciles sea cuando le dicen “se lo agradecemos, pero no”.

9 de junio de 2016

Por lo general, una persona siempre estará en la búsqueda constante de nuevas oportunidades y de opciones que le permitan mejorar su calidad de vida, no sólo en lo personal sino también en lo laboral. En esto, la búsqueda de trabajo se convierte en un factor fundamental que puede generar un ánimo de motivación pero, a la vez, de incertidumbre.

Todo empieza cuando usted ve esa opción por internet o porque alguien le contó que una empresa estaba buscando un perfil como el que usted tiene, entonces, usted decide aplicar, ya que no pierde nada enviando su hoja de vida. Pero quizá el momento más emocionante es cuando lo llaman para saber más de usted e invitarlo a una entrevista. Entonces, usted empieza a hacerse todas las ilusiones y se imagina en ese nuevo puesto.

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Incluso, esa actitud soñadora le permite pensar lo que puede llegar a comprar con ese mejor sueldo y todo lo que va a dejar de su trabajo actual, que qué embarrada dejar a sus compañeros de trabajo, pero por fin “se van a dar cuenta de lo que realmente valgo”, ¿le ha pasado?

Pero la situación se hace más compleja cuando usted empieza a superar los distintos filtros de selección y llega a esa última etapa, con otro candidato y después de una semana de la última entrevista le dicen “muchas gracias por participar, pero no fue seleccionado”. Y eso, si es que le avisan, porque muchas empresas tienen el mal hábito de ni siquiera comunicarse con los postulantes para agradecerles por ese tiempo que gastaron en entrevistas y pidiendo permisos en el otro trabajo.

Entonces, esto se asemeja un poco como a la “tusa” o una decepción de amor y ese sentimiento de rechazo se apodera de su pensamiento, diciéndole “no tengo las habilidades suficientes”, “no llené los zapatos del puesto” o “eso me pasa por haber respondido mal a esa pregunta” (entre otras excusas que usted se pone). ¿Cómo superarlo?

¿Por qué afecta tanto?

Lo primero es entender qué es lo que está sintiendo y cómo asumirlo. Es normal que se siente un poco “achantado” o desanimado porque es algo que resulta un poco doloroso –como cualquier otro rechazo-. Así, recuerde como aquella vez que le terminó su pareja o como cuando en el colegio no lo escogían para los equipos deportivos: esto será una situación similar de la que simplemente debe aprender y afrontar.

Según un doctor experto en el tema Guy Winch, autor del libro “Emotional First Aid: Healing Rejection, Guilt, Failure, and Other Everyday Hurts” (Primeros auxilios emocionales: curar el rechazo, la culpa, el fracaso y otras cosas que día a día duelen), el rechazo ilumina las mismas áreas del cerebro que se activan con el dolor físico.

Así que lo normal con una situación de este tipo es asumir lo que siente y si tiene ganas de llorar, gritar o golpear algo (que no afecte a nadie), hágalo. Es normal desahogarse y permitirse sentir mal. Lo importante es que esto no llegue a afectar su vida cotidiana y que no le dure mucho tiempo.

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“Desenguayábese”

Si bien usted puede darse un autoconsuelo diciendo “eso es que no era para mí” o “eso fue pura palanca”, puede quedar en el fondo esa sensación de que pudo haber intentado hacer más pero no lo hizo, así como también que pudo embarrarla en algo durante la entrevista o en la prueba que le hicieron.

El primer efecto en esto es la pérdida de confianza en usted mismo y en la negativa que va a tener en presentarse a nuevas entrevistas. Y aunque depende de cada persona qué tipo de sensación surja y el tiempo que permanezca, The Muse explica la mentalidad que debe adoptar para superar fácilmente estos procesos:

  1. Recuerde la competencia: es importante que comprenda que aunque se tenga la misma profesión con las otras personas que aplican al puesto, no todos tienen la misma actitud ni las mismas habilidades o experiencia. Puede que a quien escogieron les resulte “más barato” que contratarlo a usted” o porque quizá necesitaban a alguien con actitud más sumisa que la suya. Además, dese cuenta que llegó lejos en el proceso y no es el único al que rechazaron.
  2. Tómese un respiro: buscar trabajo es, de hecho, todo un trabajo duro. Mientras algunos procesos son rápidos hay otros más largos y todo esto se constituye en momentos de etapas en las que tendrá varias opciones como otros en los que no aparecerá nada. Así que no está mal que después de esto, quiera quedarse “quieto” por un momento. Recupere la confianza en usted.
  3. El rechazo lo hace ser mejor: puede que haya hecho todo bien y que tenga toda la confianza del mundo en ese trabajo, pero en ocasiones usted no alcanza a darse cuenta, realmente, cómo era esa empresa en la que tanto confiaba, así que también pudo haberse librado de un tormento. Además, un rechazo hace que usted fortalezca su autoestima por cuenta propia, así que aprovéchelo.
  4. A grandes genios y empresarios también los rechazan: si es de quienes cree en el destino o “la voluntad divina”, sabrá que todo lo que pasa tiene una razón de ser y que en adelante se le presentará una mejor alternativa para usted, más adelante. Cuando lo contraten en el siguiente trabajo, sabrá por qué fue rechazado en la anterior propuesta.