Los alumnos son elegidos por el régimen para asistir a ese establecimiento.

Educación

Conozca la universidad en Corea del Norte financiada por Occidente

Al ingresar a la Universidad de Ciencia y Tecnología de Pyongyang, la capital de Corea del Norte, uno se da cuenta inmediatamente que no se trata de una institución académica cualquiera.

Alianza BBC
5 de febrero de 2014

Una guardia militar realiza el tradicional saludo cuando nuestro vehículo atraviesa el control de seguridad. Una vez adentro, uno escucha el sonido de gente marchando y cantando, pero no son los guardias, sino los mismos estudiantes.

Ellos son los hijos de algunos de los hombres más poderosos de Corea del Norte, incluyendo altos cargos militares.

"Defenderemos a nuestro comandante supremo Kim Jong-un con nuestras vidas", cantan mientras marchan hacia su desayuno.

"El patriotismo es una tradición", explica un alumno de primer año y añade: "Las canciones que cantamos mientras marchamos son en agradecimiento de nuestro Gran Líder".

Aquí estudian unos 500 jóvenes, vestidos con elegantes trajes negros, camisas blancas, corbatas rojas y gorras negras con visera, además del infaltable maletín.

Todos son elegidos por el régimen de Kim Jong-un para recibir una educación occidental.

Buenas relaciones
El objetivo oficial de la universidad es proporcionarles las habilidades necesarias para modernizar una nación empobrecida y vincularlos con la comunidad internacional.

Todas las clases son en inglés y muchos de los profesores son estadounidenses. Esto es destacable porque Corea del Norte se ha aislado del resto del mundo por décadas y Estados Unidos es un enemigo odiado.

Luego de 18 meses de negociaciones, el equipo del programa de investigación de la BBC Panorama logró un acceso único a los estudiantes, aunque somos constantemente vigilados.

Los alumnos explican que ellos no sienten animosidad por los estadounidenses, sino por el gobierno de esa nación.

"Por supuesto que al comienzo estábamos nerviosos, pero ahora creemos que la gente es distinta al país", dice un estudiante.

"Nosotros queremos tener buenas relaciones con todas las naciones", añade otro.

El creador
El fundador y presidente de la universidad es el doctor James Chin-Kyung Kim, un empresario cristiano de origen coreano-estadounidense de 78 años que fue invitado por el gobierno norcoreano para crear una universidad similar a la que abrió en el norte de China.

Gran parte de los US$30 millones que costaron las obras fue financiada por organizaciones de caridad cristianas de Estados Unidos y Corea del Sur.

"Estoy muy agradecido a este gobierno de que me haya aceptado. Confiaron completamente en mí y me dieron total autoridad para manejar estas escuelas. ¿Puedes creerlo?", dice el fundador.

Es difícil de creer. Grupos de derechos humanos advierten que los ciudadanos de Corea del Norte que son encontrados practicando el cristianismo son perseguidos.

Dentro de cada aula, los retratos de los líderes de Corea del Norte ocupan un lugar de honor sobre las pizarras.

Hermetismo
El profesor Colin McCulloch enseña gratis. Algunos otros de los 40 docentes son apoyados económicamente por organizaciones cristianas.

McCulloch se mudó desde Yorkshire, Reino Unido, a Pyongyang para enseñar negocios a los futuros miembros de la élite norcoreana.

Él divide el aula en grupos y les dice a los estuidantes que inventen sus propias compañías y diseñen la proyección de sus ganancias.

En un país donde el suministro de todos los bienes es controlado por régimen, el concepto de libre mercado es nuevo para los alumnos.

"Estoy seguro que los líderes del país y el gobierno reconocen la necesidad de conectarse con el mundo exterior", comenta McCulloch.

Y añade: "No es posible permanecer como una economía cerrada, totalmente hermética, en la edad moderna".

¿Quién es Michael Jackson?
La presencia de profesores extranjeros se contradice con una vida de propaganda, condicionamientos y un aislamiento casi completo con el resto del mundo.

Así lo descubrimos cuando la docente estadounidense Erin Fink nos invita a ser parte de su clase de inglés.

"Será bueno que escuchen hablar a estas personas porque su acento es muy diferente al mío, ellos habla inglés británico", les dice a sus estudiantes de primer año.

Ellos nos cuentan que siguen a una banda de música local formada por jóvenes norcoreanas llamada la Banda Moranbong, cuyos conciertos han presenciado Kim Jong-un y los líderes el país.

Cuando mencionamos a Michael Jackson, nadie en la clase se inmuta. Probamos de nuevo.

"Levante la mano aquel que haya escuchado a Michael Jackson". Ningún brazo se alza.

Uno pensaría que los estudiantes habrían averiguado sobre Michael Jackson en internet, que -a diferencia del resto del país- es accesible en la universidad.

Pero en el cuarto de las computadoras, un grupo de mujeres censura los accesos a la red: está prohibido el correo electrónico, las redes sociales y las noticias internacionales.

A favor y en contra
En Corea del Norte, solo la absoluta devoción al líder supremo y el elogio a todo aquello que sea norcoreano está permitido.

Según grupos defensores de los derechos humanos, esa devoción es producto de un adoctrinamiento desde la cuna, y el miedo a ser ejecutado o enviado a los inhumanos campos de trabajo.

"La pregunta clave es si la universidad está preparando a esos jóvenes norcoreanos a cambiar el país de una forma positiva, o a perpetuar el actual sistema", dice Greg Scarlatoiu, del Comité para los Derechos Humanos en Corea del Norte, basado en Washington.

Y concluye: "Si el precio a pagar por establecer una presencia dentro de Corea del Norte es ignorar el indignante record de violaciones a los derechos humanos de ese país, yo diría que el precio es muy alto".

El político británico David Alton, titular del grupo parlamentario multipartidista sobre Corea del Norte, es uno de los patrocinadores de la universidad.

Él confía que el experimento pueda comenzar un cambio fundamental y modificar la mentalidad de una generación.

"Uno tiene que empezar en algún lugar. Ésta no es una excusa para contemporizar, algo a lo que me opongo totalmente, sino una forma de comprometerse y tratar de cambiar las cosas".

Aprender

¿Pero están interesados los estudiantes en abrazar un cambio? Incluso en las conversaciones que fueron vigiladas, está claro que algunos de ellos quieren trazar vínculos con el mundo exterior.
"Estamos aprendiendo idiomas extranjeros porque la lengua extranjera es el ojo de los científicos", nos dijo un alumno.

"Y aprender un lenguage es aprender una cultura. Yo quiero más de eso", agregó.