Aunque lo normal sea que quien lo entreviste tenga buenos modales, si la simpatía aparece como exagerada o falsa debe abrir los ojos.

Laboral

Cuatro puntos para reconocer un futuro mal jefe

A la hora de la entrevista de trabajo, la atención se carga en quien está postulándose. Sin embargo existen señales en la misma, que le indican cómo será su potencial jefe.

16 de marzo de 2014

Está claro que la preparación para asistir a una entrevista de trabajo es necesaria, pero también debería ser importante verificar las condiciones de trabajo que la compañía va a ofrecerle. Una de esas condiciones es la personalidad de su jefe, que puede ser fácilmente descubierta a la hora de estar frente a frente.

De acuerdo con Carrerealism, estos son los cuatro puntos para reconocer que su posible futuro jefe, es un mal jefe:


1. Es demasiado amable. Aunque lo normal sea que quien lo entreviste tenga buenos modales, si la simpatía aparece como exagerada o falsa debe abrir los ojos. Detrás de demasiadas sonrisas o un exceso poco natural de confianza, puede ocultarse varias cosas. Quizás se trate de una oferta mala o de una empresa poco seria.

2. No sabe escuchar.
Todos los buenos líderes tienen excelentes habilidades comunicativas, tanto cuando deben hablar como cuando deben cerrar la boca y aprender a escuchar. De las peores cosas que un jefe puede hacer es no prestar atención a las opiniones y propuestas de los demás miembros del equipo, pues esto lo dejaría prácticamente sin posibilidades de crecer y demostrar su potencial.

3. Se lleva todo el crédito. El éxito de una empresa nunca depende de una sola persona, por más alto que sea su cargo. Los logros empresariales siempre son producto de un esfuerzo colectivo que abarca diferentes estratos de la escala organizacional. Si su interlocutor le cuenta cómo ha logrado cambiar el esquema, ganar más clientes y todo en primera persona, sin tener en cuenta a su equipo, ¡preocúpese!

4. Hablar mal de otros. Si a los cinco minutos de estar entrevistándolo el reclutador comenta lo mal que la pasó interrogando a otros candidatos, o de quien deja la vacante en la empresa, probablemente no se trate de una persona seria. Los buenos líderes nunca hablan mal públicamente de otros profesionales ni de los miembros de su propio equipo.