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Empleo juvenil

¿Por qué ser joven no debería significar tener un mal empleo?

En los últimos años el desempleo juvenil crece a grandes escalas, y mientras las oportunidades laborales se adaptan a las nuevas habilidades que las organizaciones requieren, el reto se encuentra en el aprendizaje de estas para acceder a un empleo de mejor calidad.

20 de noviembre de 2018

Encontrar trabajo es una de las principales angustias que cualquier persona atraviesa en alguna etapa de su vida, y resulta que si usted es un joven, este desafío suele significar mucha incertidumbre y complejidad.

Hoy en día vivimos uno de los cambios de la pirámide poblacional más significativos. Según las Naciones Unidas, existen en el mundo 1.800 millones de jóvenes entre los 10 y los 24 años de edad, la población juvenil más grande de la historia. Y sin embargo  el promedio regional de desocupación juvenil es de cerca de 40%, de acuerdo a datos de la Organización Internacional del Trabajo.

Así que, si hoy más que nunca hay jóvenes dispuestos a convertirse en fuerza laboral, ¿por qué siguen existiendo tantas dificultades para su acceso? En países como Colombia esto corresponde a factores como el desajuste del mercado laboral, la informalidad, el subempleo y la falta de educación de calidad.

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Alejandro Matos, presidente de la ONG Cuso International, afirma que los jóvenes deben tener en cuenta que “una decisión bien tomada a los 14, 15 o 16 años es algo que va a afectar positivamente para el resto de sus vidas, por lo que desde el gobierno nacional deberían apoyarlos para que puedan concluir sus estudios y llegar a más oportunidades”.

El último estudio de la entidad “Juventud sin oportunidades”, apoyado por el Gobierno de Canadá, demuestra que los jóvenes en los estratos 1 y 2 (con menos de 44 puntos en el Sisben) son los más afectados, con el 37,3% de tasa de desempleo.

A traves de un Índice de Precariedad Laboral evaluaron dimensiones como los ingresos, el tipo de relación laboral, la estabilidad, la protección frente al desempleo, el número de horas laboradas, la protección social en sus ámbitos de salud así como las pensiones y riesgos laborales. Los resultados revelaron que sólo 13,9% de los jóvenes que viven en situación de pobreza tienen vinculaciones laborales no precarias, mientras que 86,1% enfrenta algún grado de precariedad.

¿Cómo tener un empleo de calidad?

Existe la creencia que con las facilidades tecnológicas que la cuarta revolución brinda, cada vez se hace menos necesario estudiar u obtener algún título académico, sin embargo, Alejandro Matos afirma que esto es totalmente erróneo.

“A los jóvenes que piensan de esta manera les diría que están equivocados. Si quieren trabajar en unas condiciones de precariedad pues están en lo cierto, no necesitan grandes títulos, pero precisamente este estudio lo que demuestra es que si los jóvenes quieren no solo trabajar sino trabajar dignamente y progresar a través del trabajo, los estudios son fundamentales”.

Los resultados arrojaron que una persona que ha terminado el bachillerato tiene 3 veces más posibilidades de tener un trabajo digno que una persona que no finalizó la secundaria.

Y cuando hablamos de que esa persona además del bachillerato tiene una formación técnica eso se multiplica por 1,9 veces cuando tiene una formación universitaria se multiplica por 1,7 y cuando tiene formación de posgrado por 1,8. “Es decir que la formación es fundamental y necesaria para que joven pueda huir de la precariedad laboral y la explotación”, afirma.

Así que si usted no quiere ganar menos de un mínimo, quiere tener un contrato laboral escrito y a término indefinido, si quiere ser contratado directamente o quiere tener protección frente al desempleo, en el sistema de salud y pensional, entonces ese es el camino a seguir.

Por otro lado, además de obtener conocimientos prácticos sobre un oficio, el mercado laboral está requiriendo desarrollo en habilidades blandas. “Para vincularse efectivamente al mercado laboral también se necesita que la persona sepa recibir una orden, sepa que los horarios son importantes, que están entrando en una cultura organizacional”.

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“Muchas veces incluso la misma empresa se encarga de darle la formación necesaria para el cargo, pero lo que sobresale son las habilidades generales importantes para entrar a trabajar dentro de una cultura empresarial”, define Matos.

Por otra parte Adriana Rodríguez, investigadora principal del estudio, afirma que el subempleo también debe tenerse en cuenta. “Hay muchas personas que están insertas en trabajos informales o de mala calidad en donde se subemplean porque no pueden utilizar todas sus competencias, calificaciones y experiencia, porque trabajan muy pocas horas menos de las que ellos quisieran trabajar o porque no llenan todas sus expectativas”, relata.

“Lo que hay que hacer es un trabajo sectorial para poder mejorar estas características. Por ejemplo en muchas empresas y con muchos programas se trabaja con las personas de recursos humanos para facilitar que las personas puedan ascender, entonces muchas veces una persona entra a un empleo que no está relacionado con su formación pero si hay un adecuado mecanismo de calidad de empleo se facilita que la persona pueda desarrollarse internamente”.

En esto las universidades, institutos tecnológicos e incluso los colegios tienen una gran tarea: dar información a los jóvenes para que entiendan cuáles son las formas de conseguir empleo y cuáles son los derechos laborales mínimos. “Si las personas no los conocen muchas veces se insertan en empleos precarios y no conocen cómo pueden gestionar que sus derechos sean garantizados. Los jóvenes deben saber cómo expresarse, cómo hacer una hoja de vida, cómo enfrentar una entrevista, ese tipo de habilidades blandas pueden hacer que  puedan conseguir mejores empleos”.

Por otro lado, la brecha de género también resulta un reto importante, ya que en el último trimestre de julio-septiembre de 2018, las mujeres jóvenes tuvieron 8.9 puntos porcentuales más de tasa de desempleo que los hombres jóvenes. (Para ellos fue de 2,7% y para ellas de 21,6%).

Para esto el Ministerio de Trabajo tiene el programa de certificación Equipares, encaminado a reconocer a las empresas que implementen de manera efectiva el Sistema de Gestión de Igualdad de Género, uno con el que se espera generar transformaciones culturales y cierre de brechas de género al interior de las organizaciones.

Sin embargo, la gran conclusión es que hasta que no se junten tanto la flexibilización del mercado, como los programas estatales y el desarrollo de habilidades en los estudiantes, los jóvenes siempre tendrán “las de llevar” en materia de empleo.

A continuación vea estos 4 consejos para encontrar empleo si no tiene mucha experiencia:

#1. Hoja de vida: Así no tenga mucho con qué llenarla, lo importante es que tenga buena redacción, buena presentación y describa con claridad cuáles son sus habiliades, aptitudes, cosas por mejorar y aprendizajes. 

#2. Agencias de empleo: Inscribirse a estas agencias hará posible que se encuentre al tanto de todas las ofertas que puedan ser de su interés. No espere a que la vacante le caiga del cielo.

#3. Cursos virtuales: En internet existe una gran variedad de cursos que usted puede tomar gratis para darle un valor agregado a su currículum. Puede aprovechar el "tiempo muerto" que tenga mientras consigue empleo para especializarse en temas que le gusten y que puedan ser atractivos para un posible empleador

#4. Red de contactos: Así no conozca a mucha gente del medio en el que quiere incursionar, es fundamental que empiece a cultivar una red de contactos. Para esto puede ayudarse de páginas como LinkedIn en donde podrá seguir a personas de su interés, publicar contenido y estar pendiente de su sector.  

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