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En la vida

¿Por qué nos cuesta tanto aceptar un cambio y cómo hacer?

Cuando una persona ya está adaptada a su vida tradicional y por X o Y razón debe asumir un cambio en su vida, hay varios factores que pueden ayudarlo o dificultarle asumirlo, entre esos, las emociones juegan un papel importa. ¿Por qué?

12 de marzo de 2016

Cada persona se caracteriza por tener una forma de actuar y relacionarse con el mundo: mientras que para algunos hacer amigos es una tarea fácil, para otros puede convertirse en una labor titánica, dada su personalidad. Es así como cada quien tiene unas habilidades y cualidades que le ayudan a destacarse  o a trabajar más, especialmente en el ámbito laboral.

Entonces, cuando surgen situaciones desconocidas o desconcertantes mientras se trabaja, hay quienes  tienen una capacidad de reacción mucho más amplia y pueden actuar de manera tranquila, mientras que otros se sienten inestables y dejan entrever sus debilidades.

En esto, el cambio suele ser un hecho que se presenta de forma inesperada y puede hacer quedar mal a muchos, ya que no todas las personas saben cómo asumirlos y, a la mayoría, puede costarle bastante hacerles frente.

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Es así como en los últimos años, investigadores de distintas disciplinas, desde la neurociencia, sociología, psicología hasta el management, han estudiado cómo las personas asumen con dificultad un cambio, que se da por:

  1. Cambiar implica para el cerebro entrar en conflicto ya que le saca de la zona de confort y ello nos puede disparar la ansiedad (que es una emoción), entonces, la persona se anticipa al hecho que va a suceder y está alimentada por el miedo a lo desconocido y la creencia de que no tenemos ningún control sobre la situación.
  2. El cerebro va a priorizar el ahorro de energía para sobrevivir y le gusta los hábitos, es decir, todo aquello que hacemos de manera repetida con el fin mismo de preservar esa energía. Sin embargo, los cambios para nuestro cerebro requieren de esfuerzo atencional y ello consume mucho.
  3. Experiencias positivas o negativas que se hayan tenido frente a los primeros cambios y que se conectan directamente a las emociones. Por ejemplo, si su primera experiencia con respecto al cambio fue negativa, ello va a marcar cuanto de resistente vas a ser a los cambios.

Por ello, no podemos hablar de cambios sin tener en cuenta como máximas protagonistas a las emociones.

Como sucede en las empresas

Ahora, si un cambio es un poco “traumático” para una persona, cuando una empresa u organización quiere implementar un cambio, puede resultar un efecto mucho más complejo del que se cree, ya que existen varios factores que impactan dentro del ambiente laboral mismo como:

  1. El estrés que puedan estar viviendo las personas.
  2. Incertidumbre, cuando no existe una adecuada información sobre lo que está pasando y que hay rumores y especulaciones de pasillo, ajeno muchas veces a los líderes del cambio. La incertidumbre le genera al cerebro amenaza y dolor.
  3. Ambientes altamente competitivos: es devastador a la hora de implementar cambios.
  4. Situaciones que se puedan ver como injustas, aunque la justicia es algo subjetiva.
  5. Aburrimiento y falta de motivación.
  6. Emociones desagradables de las personas que componen la empresa.

Entonces, las cosas podrían complicarse en el ambiente laboral, ya que será la suma de cómo varias personas estarán ocupando a su cerebro para defenderse, sin contar con una  atención focalizada necesaria  para realmente aceptar el cambio.

En esto, los jefes o directivos tienen un papel muy importante, porque si ellos asumen rápidamente un cambio, el cerebro de sus colaboradores o empleados se vuelve más eficiente, siempre y cuando haya una claridad al comunicar sus expectativas, brinden libertad de acción y traten a los demás de forma justa.

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La táctica

Una vez usted es consciente de una situación de cambio, reconocerá que no sólo depende de su personalidad o cultura la forma en la que usted le hace frente al cambio, sino que también las emociones juegan un papel importante y es allí mismo donde se tiene la capacidad de actuar, al respecto, asumiendo una actitud mucho más tranquila al respecto.

Según Carmen Santos, partner de 3Weeks Consulting, Consultora y Coach, esto se puede realizar gracias a algo que se le denomina la neuroplasticidad, lo que se traduce en la capacidad que tienen las neuronas en aprender pues, con el paso del tiempo, hay algunas que “desaprenden” y se pueden reprogramar. Entonces, es así como el ser humano siempre tendrá la opción de aprender y modificar su forma de ser a cualquier edad, pero es algo que también implica una actitud de compromiso.

Así, de acuerdo con la experta Santos, las organizaciones deben tener en cuenta la implementación de:

  • Ambientes colaborativos: la colaboración está ligada a la confianza y empatía, por lo que realizando un trabajo en equipo es más fácil entender que no todo el mundo va a llevar la implementación del cambio de la misma manera. Esto hace que las personas se sientan mucho más seguras, disminuyendo el estrés y ansiedad que los cambios no elegidos puedan generar.

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  • Establecer expectativas claras: Saber con claridad y precisión qué se espera de quienes trabajan y de su responsabilidad, es de vital importancia y esto hay que verbalizarlo con cierta frecuencia.
  • Emociones y pensamientos positivos: el poder que tiene el lenguaje y e pensamiento suele ser de vital importancia para situaciones de cambio, ya que se convertirán en las impulsadoras para asumirlo más fácil. Hay que definir qué sentimos, para comprender, aceptar, gestionar y usar las emociones de manera eficiente.
  • Motivación, pasión y compromiso: una vez se comprende que hay una razón de ser para el cambio y que ello puede llevar a un crecimiento personal y profesional, será mucho más sencillo adaptarse.
  • Reconocimiento: la retroalimentación es importante y debe ser constante cuando se implementa un cambio, reconociendo y agradeciendo el esfuerzo que está haciendo en el trabajo y las tareas encomendadas. El cerebro recibe recompensa y esto sin duda ayuda al cambio.
  • Certeza: Entre el 70% y el 80% de los cerebros, necesitan certeza para vivir para no sentirse amenazados. Se hace necesario que como líder se ofrezca la máxima información posible a las personas, que están viviendo un cambio: El cerebro ama tanto saber, como saber cuándo va a saber.