Salud Laboral

Aprenda a domar las emociones incontrolables en su oficina

Cuando se habla de emociones incontrolables, se hace referencia a aquellos sentimientos que por más que usted quiera evitar o detener le sobrepasan. Aprenda cómo controlarse o por lo menos cómo actuar si esto le sucede en su trabajo.

28 de junio de 2014

Si bien se dice que en el ámbito profesional no está bien visto que se pierdan los estribos, también está claro que en algún momento de desesperación o alegría se puede sobrepasar la normal expresión de los sentimientos que nos abordan. Conozca qué se debe hacer en estos casos:

Explosión de ira

Todos nos enojamos, pero aprender a manejarlo es crítico. De hecho, si usted es de esas personas que se muestran molestas muy seguido podrías estar drenando la motivación y lealtad de los empleados. Si le gritó a alguien de su equipo por haber cometido un error, debe excursarse.

No obstante, el enojo también puede convertirse en una fuerza motivadora si no lo dirige hacia alguien en particular. Expertos afirman que debe canalizar su enojo hacia una acción positiva. “Si no logra cerrar un trato, afróntelo mejor diciendo algo como ‘Les enseñaremos lo que podemos lograr y conseguiremos el siguiente contrato’. Así puede ser muy motivador.

Llanto
Las lágrimas en el trabajo pueden percibirse como una señal de debilidad. Sin embargo, investigaciones revelan que llorar en el trabajo -ya sea por frustración, noticias preocupantes o cualquier otra razón- no tiene impacto en el éxito a largo plazo de la persona. Al tiempo que se descubrió que las mujeres que ven a otra mujer llorar son más severas con ella que un hombre; no obstante, en general cada día es más aceptado ver lágrimas.

Aunque llorar abiertamente en su escritorio una vez a la semana no es recomendable, si se le salen dos lágrimas durante una situación difícil, lo mejor es que se las seque y siga adelante; busque no llamar la atención en un momento como éste.

Ataque de risa

El control de esta emoción depende del escenario. Si está reunido con un grupo de colaboradores y algo lo hace reír, unas cuantas risas puede ser una experiencia liberadora de tensión. Pero si un empleado o cliente piensa que se está riendo de él o ella, puede terminar lastimando sus sentimientos. Y en esta situación debe aprender a controlarse. Si empieza a reírse en plena junta con un cliente importante, probablemente será una buena idea hablar por teléfono después y explicar sus risas para que no de pie a malentendidos de faltas de respeto. “Debe asegurarse de que la gente sepa que se ríe con ellos y no de ellos”, afirman expertos.