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Trabajo

¿Qué se esconde detrás de los “workaholics” o adictos al trabajo?

Con la era en la que exige que las personas estén conectadas las 24 horas los 7 días de la semana y en un mundo cada vez más globalizado, las personas se convierten en totales dependientes de su trabajo. ¿Qué se esconde detrás?

22 de abril de 2016

Hay dos tipos de personas, con respecto a este tema: los que admiten que lo son y los que no. Reconocer a una persona que es adicta al trabajo pareciera un tema sencillo, pero a veces hay rasgos que pueden hacer desviar la atención y confundir al respecto. Amar y tener una fuerte pasión por el trabajo no es malo, pero hay que saber tener un equilibrio entre las situaciones.

FP le recomienda “¿Cómo saber si es adicto al trabajo?”.

Recuerde que su trabajo es parte de su vida, no su vida entera. Además, hay grados de grados de adicción, por lo que en cierto punto puede tratarse de algo positivo (especialmente si tiene su propio negocio o emprendimiento) pero hay otros en los que tiene que reconocer que es necesario detenerse y tomar medidas al respecto, por las repercusiones que puede llegar a tener en su vida personal y en su salud.

Los workaholics trabajan porque no tienen (ni quieren tener) algo más para ocupar su tiempo y su energía. Careercast publicó una investigación en la que se estiman cuáles son las razones por las que las personas se desgastan tanto trabajando:

  1. Porque quieren las recompensas financieras de duro trabajo. Se denominan "ansiosos de metas materiales".
  2. Porque no encuentran satisfacción en actividades de ocio.
  3. Porque aman a los beneficios que obtienen en el trabajo, tales como la amistad, un viaje fácil, excelentes condiciones de trabajo, un buen plan de salud, etc. Son "perkaholics" en lugar de los adictos al trabajo.
  4. Porque quieren trabajar solo por el trabajo mismo. Estas personas son los verdaderos adictos al trabajo.

¿Qué dicen los lectores?

Si bien una encuesta de Trabajando.com determinó que el 42% de los entrevistados dedican más de 47 horas semanales a su trabajo, puede que muchos de ellos no reconozcan las verdaderas consecuencias de una situación de este tipo.

Al respecto, FP le preguntó a sus lectores cómo ven esta situación:

Muchos se sintieron orgullosos por reconocer serlo, pero puede que, en realidad no sean “workaholics” como tal, sino que aman y disfrutan de su trabajo. En tanto, existieron opiniones como la de Jesús Triana quien dijo que una de las consecuencias de ser adicto es “no mirar otras perspectivas laborales. La familia. Los proyectos personales”; mientras que nuestro lector Alan Castro, señala una importante lección: “se me pasó la vida y ni cuenta me di por estar haciendo los famosos dólares”.

Lea “Las características típicas de un workaholic”.

¿Cuándo vale la pena serlo?

En sí, no hay razones específicas para justificar cuando una persona es adicta al trabajo. Ya vimos cómo pueden existir razones psicológicas y sociales detrás de esto pero, de acuerdo con Inc., existen cuatro momentos en los que usted no debería disculparse por trabajar tanto:

  1. Cuando el tiempo apremia: quién no ha pasado por ese momento en el que toca hacer un proyecto o entregar una orden “ya o ya”. Esto hace que deba poner todo de usted para que salga como se quiere, especialmente porque puede tratarse de algo que pone en riesgo algo en específico de la empresa.

Ahora, si es de quienes ama su trabajo, puede que esto le traiga olas de estrés, pero su sentido de compromiso es tan grande que se siente feliz realizando ese nuevo reto. Ahora, sabe que cuando todo termine, se dará su merecido descanso y compartirá con quienes quiere.

  1. Cuando se prepara para descansar: suele suceder ya sea por vacaciones o porque quiere un año sabático, que es necesario dejar todo al día y listo para que no surja ningún tipo de problema. Además, porque tiene una gran motivación. Lo importante es hacer una planificación correcta porque, de lo contrario, terminará haciendo más de lo que tenía pensado.

Salir tarde, llegar más temprano de lo normal y querer salir de todo de una vez, es normal en estos casos, pero el objetivo realmente lo vale.

  1. Cuando hay grandes proyectos: hay momentos en los que un profesional debe identificar aquellas situaciones en las que puede depender o no su carrera o su reputación profesional, especialmente, mirando hacia el lado positivo de que, cumplir con un proyecto, puede significar un gran ascenso o un reconocimiento muy importante que traerá grandes beneficios.

Este tipo de situaciones pueden vivirse dos o tres veces en la vida, pero son de aquellas que requieren de toda su atención y por las que usted llorará y sudará terriblemente. Así que vale la pena el esfuerzo y sacrificio, siempre y cuando usted realmente reconozca que es algo que le va a ayudar y que le darán crédito por ello.

  1. Cuando ya está a punto de lograr un objetivo: sea porque es final de año y tiene que hacer cierre contable o porque finalmente va a sacar el título de maestría, saber que simplemente se trata de una etapa final de algo y que debe dedicarle todo su tiempo con el fin de hacerlo bien y sacarlo pronto, vale la pena.

Así, cuando se trabaja hacia un gran logro (ascenso, certificación específica, un proyecto de enormes proporciones u otro logro importante), está permitido ser workaholic.

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