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Pareja

Lo que nadie le dice tan claro, cuando va a casarse

Las personas que están solteras suelen preocuparse por el hecho de no estar casadas o comprometidas y las que están casadas o a punto de hacerlo, se preocupan también por otras cosas que deben enfrentar y que cambiarán radicalmente su vida.

Sandra Liliana Miranda Forero
3 de julio de 2015

Por algo es bien dicho que el matrimonio (en este caso también hacemos referencia a una unión permanente), es como un “corral de gallinas: los que están afuera quieren entrar y los que están adentro se quieren salir”.

Estar soltero o casado tiene sus desventajas y ventajas. Cada estado tiene un costo de oportunidad, como cualquier otra situación en la vida; es decir, que al elegir algo se pierde otra u otras cosas, privilegios, oportunidades, etc., pero también se deben contemplar algunos aspectos y decisiones que deben tomarse de manera cooperativa, es decir, en pareja, para que lo económico no afecte lo emocional.

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En este breve artículo, le daremos algunas recomendaciones que aunque parezcan irrelevantes, pueden cambiar por completo el inicio de su vida en pareja, cuando se toma la decisión de casarse o vivir juntos.

Primero: la celebración del matrimonio

Lo primero que deben acordar con su pareja, además de la fecha, es qué tipo de fiesta o celebración desean (por lo católico, por lo civil, etc.), así como el presupuesto que tienen destinado para la celebración: a quiénes y cuantas personas invitar, si tendrán luna de miel y a que le darán más importancia en términos de dinero, es decir, si el gasto será proporcional o no, quien pagará cada cosa o si dividirán todo en partes iguales, etc.

Aunque parece poco probable, los problemas pueden surgir desde el simple hecho de hacer la lista de invitados. Algunos solo quieren invitar a personas y familiares cercanos y otros pueden querer incluir hasta el vecino de al lado, lo cual aumenta el presupuesto del evento y hace en general todo mucho más complicado en temas de logística (alquiler del espacio, elección del menú, etc).

Piense que es lo más importante para los dos y destine en proporción más presupuesto para esto. Es lógico que el día del matrimonio sea uno de los más importantes para cualquier persona que se casa o se une de manera permanente con alguien a quien ama, pero también considere la posibilidad de destinar más recursos y tiempo a inversiones más duraderas, como por ejemplo la cuota inicial para un apartamento o un ahorro programado para consumo futuro.

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Segundo: ¿en dónde y cómo vivir? La búsqueda de la nueva casa

Luego del tema de la celebración (cuando la hay), viene otra decisión importantísima, que para algunos suele ser dejada a un lado: la decisión del lugar en donde vivir.

Si ambos o uno de los dos vive solo y ya tiene su espacio de antemano, piense que lo mejor siempre será buscar un nuevo lugar para los dos y que sea estratégico de acuerdo con el lugar en donde trabajan, facilidad de transporte, calidad de vida, cercanía con otros lugares clave, valor del canon de arrendamiento o del metro cuadrado, etc.

Algunas personas optan porque alguno de los dos se vaya al apartamento o casa de su pareja, pero esto por lo general ocasiona que quien llega, sienta que está invadiendo el espacio del otro y no pueda hacer cambios de decoración, distribución de los muebles, etc.

Por energía además, y dado que este será el comienzo de un nuevo ciclo, no hay nada como empezar desde cero y optar porque la vivienda sea un nuevo espacio de los dos, no un lugar en que alguno llega en calidad de “visitante” y sienta que no tiene derecho a hacer cambios.

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Tercero y última: las reglas de juego

Algunas parejas no visualizan como un matrimonio o unión permanente implica también pensar a largo plazo. Temas como la decisión de tener o no hijos, de tolerar un traslado de ciudad por razones laborales o de estudio, entre otras, pueden generar el no tener las reglas del juego o derechos de propiedad claros y esto estallará tarde o temprano.

Por esto, la recomendación además de tener definido lo que se tolera y lo que no, los derechos y los deberes de cada uno, es el conversar acerca de cómo se ven de manera individual y como pareja en el futuro. Habrá momentos en que alguno deba ceder por el bienestar o progreso del otro, pero algunos no se preguntan, hasta donde llegaría ese sacrificio o costo de oportunidad.

Cuando las parejas se separan, suele ser porque este “costo de oportunidad” se percibe muy alto y el beneficio particular prima sobre el colectivo.

Por esto, y considerando que además de que un matrimonio tiene claramente muchos temas financieros y hay gastos que se deben incluir, piense que lo más importante es que su decisión lo haga feliz ahora y a futuro y que en lo posible reduzca la probabilidad de un fracaso, en donde la relación sea entendida como una alianza estratégica, entre en quiebra.

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Piense en los costos de la celebración, de la recién vida de pareja juntos, pero también de los costos a largo plazo y de cómo encontrar la mejor estrategia que junto con la comunicación constante y el respeto, hagan de su vida en pareja una de las mejores inversiones de su vida. Recuerde que lo más importante es maximizar la felicidad no al contrario.

Sandra Liliana Miranda Forero
Magistra en Economía y Economista Universidad Javeriana
Profesora de Economía

Autora y columnista finanzas personales
sl.miranda@uniandes.edu.co.
En Twitter: @salimifo