Como pez en el agua

La promesa, conocer lo desconocido, sentir el placer del movimiento casi ingrávido en un lugar donde el silencio y los colores lo rodean. El buceo en el mar, es una de las aficiones acuáticas más atractivas y ahora hay planes para que personas con muchos presupuestos salgan de su tina de baño y puedan acceder al deporte.

A la escuela

Lo primero para poder bucear en los lugares paradisíacos que muestran los sitios de Internet y los documentales de televisión, es conseguir una certificación internacional reconocida.

“Existen diferentes tipos de asociaciones certificadoras internacionales. Hoy en día la más importante es PADI, seguida de NAUI, SSI, TDI, entre otras”, dice el buzo profesional y gerente de la escuela de buceo Bajofondo, Guillermo Sánchez. Advierte que al seleccionar el programa de aprendizaje, se debe saber que éste culmina con una certificación reconocida en todo el mundo.

Una certificación internacional se puede conseguir desde los $900.000, dependiendo de la ciudad en que se encuentre ubicado. En Bogotá el curso de buceo tiene precios que empiezan en los $500.000. Para completar la certificación, hay que poner a prueba lo que se aprendió durante las sesiones teóricas en un aula de clase y en las prácticas en una piscina. Pare eso se debe realizar un viaje de certificación.

El viaje barato: bucear en la laguna de Tota en Boyacá. El costo, desde $450.000. Y aunque suene un muy frío, los organizadores de este tipo de prueba suministran equipos especiales como los ‘trajes secos’, para que la temperatura no sea un impedimento al aprender a bucear.

Para quien quiera disfrutar las bondades del Caribe o del Pacifico colombianos, Sánchez añade que “al inscribirse en uno de los viajes organizados mensualmente por la escuela de buceo, en los que los precios oscilan entre $1’500.000 a $3’000.000, se podrá gozar de unas vacaciones completas”.

El paquete siempre incluye el transporte terrestre o los tiquetes aéreos, el hospedaje, la alimentación, el buceo, y los alquileres de equipos ¿Cómodo? Definitivamente.

La adicción

Para aquellos que terminan apasionados por el tema, empieza también el interés de conocer destinos internacionales, las mecas de los buzos, como Egipto, Tailandia, Galápagos, y Cozumel. Estos programas pueden tener precios entre los US$2.000 y US$7.000.

Y si además quiere un mar de juguetes propios, puede pensar en comprar un equipo de buceo conformado por una careta, unas aletas, un snorkel y un wet suit desde los $300.000 en adelante. Para los que quieren más lujos, hay equipos scuba (chaleco y regulador) de $1’500.000 en adelante.

Para los que quieren cultivar esta afición, cuentan en Colombia con cerca de 50 centros de buceo por todo el país, que ofrecen diferentes servicios como viajes especializados en buceo, venta de equipos, cursos básicos y de buceo técnico entre otros.

Tienen todo lo que se necesita para los interesados en aprender a bucear o hasta para quienes quiere hacer del buceo su profesión.

Qué hacer, qué no hacer

La mayoría de países del mundo tienen opciones para bucear ya sea en ríos, canteras inundadas, piscinas diseñadas para esta actividad, lagunas o como es más obvio en el mar.

Para quienes escogen las aventuras de buceo en el mar, Guillermo Sánchez, recomienda varias cosas.

- Bucear siempre en centros certificados, con instructores y Dive Masters certificados.

- Exija siempre que el centro de buceo tenga su equipo de oxigeno para primeros auxilios, un muy buen botiquín, equipos al día en mantenimiento, tanques con pruebas hidrostáticas al día, botes en perfectas condiciones con radios de banda marina.

- Antes de bucear tome siempre un buen refrigerio y ande siempre hidratado.

- Lleve siempre su certificado a cualquier lugar donde pueda existir la posibilidad de practicar el deporte. “El día que usted tenga la oportunidad de viajar al Mar Rojo en Egipto, o a Tailandia, el no tener un certificado reconocido a nivel mundial puede dañarle el presupuesto de su viaje”, señala Sánchez.

- Y por último, no se le olvide que puede presentar sus quejas a los gerentes de los centros de buceo o directamente a las asociaciones certificadoras internacionales.