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Los 4 retos que debe asumir cuando acepta una tarjeta de crédito

Este plástico es uno de los favoritos por los colombianos, pero muchas veces no hay una conciencia clara sobre la responsabilidad que implica tener una tarjeta.

24 de noviembre de 2015

Cuando a usted le dicen que tiene un cupo aprobado para una tarjeta de un monto que es cercano al de su salario, que se la ofrecen sin cuota de manejo y con una de las tasas de interés “más bajas del mercado”, la oferta puede sonar muy tentadora.

Por un lado, usted empieza a considerar la importancia de empezar a desarrollar su historia crediticia y por otro, sabe que también le puede ser útil cuando tenga una emergencia o que necesite pagar algo a través de internet (especialmente si usted pertenece a la generación millennial). Así que, ¿por qué no?

Entonces, acepta tomar la tarjeta de crédito, incluso un poco ignorando la opinión de sus padres o los consejos de algunos compañeros que le dicen el riesgo en el que puede estar incurriendo. Pero usted sabe que es muy responsable y que le dará un buen manejo. Entonces acepta, el trámite no se demora y usted la guarda en su billetera.

Pero puede que se vea enfrentado a algo que casi nadie le dice, aunque pareciera algo obvio. No en vano, según cifras de la Superfinanciera, las tarjetas de crédito son uno de los productos sobre los cuales se generan más quejas: durante el segundo trimestre de 2015 en total se registraron 80.396 quejas, de las cuales la revisión y/o liquidación así como los cobros de servicios y comisiones son las más comunes.

Los retos que usted asume, una vez da el “sí” a una tarjeta de crédito, son los siguientes:

1. No usarla: quizá es uno de los más complicados pero que no se hace tan evidente porque, así como cuando usted hace una dieta: sabe que el postre está ahí y surge la tentación, usted puede terminar comiendo un poco. Lo mismo sucede con la tarjeta: de pronto, ve una promoción de viajes muy buena que no se quiere perder y, aunque no tiene el dinero, sabe que la tarjeta tiene todo el cupo disponible.

El mayor reto es no usarla. Muchas personas la dejan en la casa, en un cajón olvidadas evitando el riesgo de usarla. Porque cuando usted sabe que cuenta con un dinero disponible de forma fácil, es un poco complicado no caer en la tentación; porque una vez usted lo hace, puede que se convierta en una costumbre fácil de repetir de vez en cuando. Y así, todo empieza.

2. Conocer la tasa de interés: quizá usted no sepa mucho del concepto, pero la tasa de interés es ese precio que se paga por usar dinero prestado, en este caso, de la tarjeta. Entonces, cada vez que usted difiere una compra a más de una cuota o tiene un saldo pendiente por pagar (así mande la compra a una cuota), a usted le cobrarán la tasa de interés que, por lo general, está sobre el 2% mensual; una de las más costosas de los productos que ofrecen los bancos.

Pero a eso también le debe sumar otra tasa que tiene que pagar en caso de que no haga el pago respectivo a tiempo: la tasa de mora. Entonces, usted cree que si difiere una compra de $100.000 en dos cuotas, cada una le saldrá por $50.000 y es ahí donde viene el primer error. Incluso, si no logró que no le cobraran la cuota de manejo, su factura será muchísimo más cara de lo que había pensado.

3. Saber a cuántas cuotas diferir: otro de los principales retos que enfrentan los “primíparos” con una tarjeta de crédito es no tener conocimiento de cómo funcionan las cuotas, los intereses y el pago de la factura. Esto lleva a que no sean conscientes de a cuántas cuotas diferir cada una de las compras y, por eso, puede que por una pequeña compra de $80.000 la terminen pagando en 36 meses y todo lo que eso implica en intereses.

Además, muchos no tienen en cuenta tampoco su presupuesto y a veces difieren en pocas cuotas las compras y, cuando les llega la factura no tienen la forma de hacer el pago de la cuota mínima por la que le llegó.

Así, tener tarjeta de crédito implica hacer un balance adecuado entre sus finanzas personales y la posibilidad que tenga de pagar mes a mes una factura.

Por eso le recomendamos leer “El verdadero costo de esas pequeñas compras que usted hace”.

4. Entender su funcionamiento y los riesgos: una de las principales fallas de las personas cuando aceptan una tarjeta de crédito es creer que se trata solamente de pasar el plástico y pagar cuando la factura llega. Pero hay truquitos y tarifas que usted puede no tener tan claras como realmente debiera: esto implica saber el efecto que tiene que usted no pague su tarjeta, que lo reporten a centrales de riesgo o las tarifas escondidas por administración, hacer avances en efectivo o usarla para compras internacionales.

A esto también le debe sumar el hecho de que las tarjetas de crédito tienen un alto riesgo de ser robadas o de ser objeto de fraude, por lo que es importante tener las precauciones de seguridad correspondientes con sus datos, su cédula y sus claves. Esto se ve sustentado en el mismo informe de la Superfinanciera que señala que, del total de quejas recibidas, cerca de 3.400 fueron por suplantación de identidad. Así que tiene que estar muy pendiente de los lugares en los que la usa.

Le sugerimos "Cinco productos en los que nunca nunca debe usar la tarjeta de crédito".