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¿Por qué los jóvenes se estresan por dinero y cómo superarlo?

La generación de los “millennials” asegura cambiar muchas cosas en el mundo laboral, de relaciones y económico en el que viven; pero su estrés por el dinero puede estar creando una barrera.

24 de febrero de 2016

La independencia económica y las responsabilidades  financieras luego de la universidad son situaciones que los jóvenes empiezan a entender a medida que van avanzando en su vida pues, aunque pudieron haber sido testigos de cómo la deuda afectaba la vida de sus padres, sólo hasta que ingresan a esa realidad, por su propia cuenta, es que la empiezan a comprender.

Muchos de ellos saben que, aunque ya pueden gozar de un sueldo (que puede que no sea muy alto al inicio), tendrán que destinar un alto porcentaje de él para pagar deudas como el crédito estudiantil o la cuota del carro o la de la tarjeta de crédito; lo que puede hacerlos sentir mal pagos y no poder disfrutar de su vida y sus proyectos como realmente quisieran.

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Bueno, también están aquellos que se sienten libres de esa responsabilidad gracias a que cuentan con el apoyo económico de sus padres o porque durante la universidad se esforzaron bastante para no tener este tipo de presión luego de terminar su carrera.

Y es que de acuerdo con un estudio de Yellow Brick, la deuda que más afecta a los millennials es la que es de largo plazo y cerca de dos tercios de las personas encuestadas aseguran que tienen un préstamo de este tipo, siendo la estudiantil la más alta. El tema también es que estos jóvenes aseguran que, al momento de tomar los créditos, sintieron que no recibieron la suficiente información o no entendieron las condiciones; comprendiendo años después de graduarse que podrían llegar a pagar hasta el doble del dinero que pidieron prestado.

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Los impactos

Más allá del bolsillo, existen unas repercusiones físicas y psicológicas que están generando impacto: la ansiedad y el estrés pueden llegar a duplicarse y, con ello, generar una probabilidad más alta a tener enfermedades mentales. “Por cada 10% que se aumente una deuda, la depresión empeora 14%”, señala el mismo estudio.

Entre los síntomas, están los mismos que se presentan en cualquier ataque de ansiedad, pero lo que se diferencia en este caso en particular es que hablar de planes a futuro que requieran grandes inversiones de dinero o posibles nuevas deudas, así como ver constantemente recibos y pagos a deuda; pueden ser desencadenantes mayores del estrés.

Ante esto, lo que puede llegar a suceder es que los millennials quieran esconderse de los bancos o ignorar sus deudas, lo que podría traducirse en un impacto mucho mayor y más, por su desconocimiento de las condiciones, pueden quedarse en ese “hueco” durante más tiempo. Entonces, es importante que los jóvenes sean conscientes de su situación y, en vez de preocuparse, tomen acciones al respecto.

Una publicación de Forbes sugiere que lo mejor es buscar asesoría financiera en caso de que considere que las mensualidades puedan ser muy altas o se sienta muy “apretado”. Para ello, usted puede considerar:

  • Hablar directamente con su banco o entidad financiera y explicar su situación
  • Buscar entradas de dinero adicionales o apoyo de su familia
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    En cuanto al manejo de las condiciones físicas que se le puedan presentar, considere:

    • Hábitos saludables: puede parecerle ridículo, pero hacerlo, le ayudará a que su cuerpo tenga un mayor control de sus hormonas y de sus sentimientos, evitando que se disparen fácilmente o en cualquier momento. Esto implica que debe llevar una buena dieta, hacer ejercicio, dormir bien y asistir al médico para controlar su presión arterial. 

    • Mantenga relaciones saludables: con nuevos ambientes sociales y con las personas con quienes se siente querido y apreciado, lo que permite –explica Forbes- crear una conexión social necesaria para continuar un proceso de recuperación y sentirse apoyado. 
    • Actividades nuevas: a veces, el tener su mente ocupada en distintas situaciones que se puedan convertir en retos le ayudará a demostrarse a sí mismo de sus propias capacidades y habilidades: “si logré aprender chino, ¿por qué no voy a poder pagar mi deuda?”. La idea es que pueda sentirse motivado a cumplir las metas que se proponga, de cualquier tipo, centrando su atención en cosas distintas al dinero.