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Semana Santa

Aliste el bolsillo para viajar en Semana Santa

Estamos a pocas semanas que se celebre en el país la Semana Santa, unos días que más que de reflexión y recogimiento para muchos colombianos, son una oportunidad para descansar y salir de viaje.

Giovanni Andrés Hernández Salazar
31 de marzo de 2017

Para nadie es un secreto que todos esperamos y con ansias esta corta pero merecida temporada de vacaciones. Algunas personas la disfrutarán realizando actividades diferentes a las de su rutina diaria; otros, decidirán ponerse al día en sus tareas laborales o académicas. Estos últimos se quedan en casa solo porque no tienen plata, quizá la misma razón que a usted y a mi nos obliga a refugiarnos en nuestras ciudades o pueblos, mientras vemos a unos pocos disfrutar de unas merecidas vacaciones. Suena feo, horrible, llámelo como quiera, pero es la realidad.

Sin importar qué actividades decidan realizar los demás –esos que sí pueden viajar–, vacaciones es sinónimo de viaje para los consumidores y tiempo de “ordeño” para los distintos oferentes de actividades turísticas.

Ahora, aclaro que no pretendo hacer un estudio representativo de los precios de la oferta total turística. Ni decir que en todas las aerolíneas sucede lo que voy a describir a continuación. Solo traigo algunos ejemplos, pero creo, reflejan fielmente lo que ocurre en la tan esperada temporada de vacaciones.

Para aquellos “elegidos” que cuentan con los recursos o la plata para viajar por vía aérea, les quiero contar que pagarán, en esa temporada de Semana Santa un sobrecosto en tiquetes aéreos de, en promedio, 103% en rutas internacionales y de 160% en rutas nacionales.

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Las rutas internacionales con más incremento serán: Perú (202%), seguida por Miami (122%), Paris (98%), Buenos Aires (96%) y Chile (90%). Sorprendentemente New York solo se incrementa en 50%, aunque pensándolo bien, ¿Qué vamos a hacer a la gran manzana si, según el Gobierno de Santos, no sabemos inglés? Pero entonces surge una duda razonable: ¿Qué pasa con París? ¿Acaso la mayoría de los colombianos dominan el francés? ¿O se nos van las luces para ir a visitar la ‘Ciudad Luz’?

Respecto a las rutas nacionales, no es difícil averiguar cuál presenta el mayor incremento. Sí, el ‘Corralito de piedra’, Cartagena, sin lugar a dudas la ciudad más costosa del país. ¿Acaso no les da “piedra” tener que pagar un sobrecosto de 239% en pasajes aéreos por ir a visitarla? o ¿Invertir un 198% adicional para disfrutar de Santa Marta y su bahía, catalogada como la “más hermosa de Suramérica”? y ¿Qué me dicen de Barranquilla, la ciudad de “brazos abiertos” para aquellos que quieran pagar un incremento de 192%? Dentro de las ciudades con menos incremento se encuentra Pasto con 75% ¿Será por “pastusos”?

No contentos con estos incrementos en los precios de los tiquetes aéreos, fruto de, como dirían algunos economistas prestigiosos, la ley de la oferta, la demanda y de la microestructura del negocio aéreo, me encontré con un incremento promedio de 242% en artículos comestibles que son vendidos durante el vuelo en todas las aerolíneas.

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Por ejemplo, si usted quiere comprar en el avión un arequipe pequeño, deberá pagar un sobrecosto de 130%, o 260% si se antoja de un chocorramo, o si quiere unas papas de paquete aliste su billetera y pague un 338% adicional.

Pero en una economía de mercado siempre hay opciones. Y Colombia ofrece la posibilidad de viajar a destinos nacionales en bus, si leyó bien, en flota. Y aquí, en este medio de transporte, el incremento no es tan dramático. Por ejemplo, a Cartagena en temporada de Semana Santa, el precio del pasaje se incrementa en un 43%, a Barranquilla en 56%, a Medellín en 7%, y una vez más, no se registran crecimientos en el precio de los pasajes con destino Pasto. Algo tiene esta ciudad pero parece que no es muy atractiva para el turismo.

Conclusión, tome nota: planee sus vacaciones con anterioridad, si puede desde ya mismo; intente, de ser posible, viajar en temporada baja –consiga y como sea el permiso en el trabajo–; busque promociones –en Internet abundan–; compare precios de hoteles y tiquetes; prepare comida en la casa y llévela para su ingesta durante el vuelo; analice medidas de transporte alternativas –recuerde que la flota no es una mala alternativa–; pero si definitivamente no le alcanza el presupuesto, quédese en la casa rezando y adelantando tareas laborales o académicas.

Por ningún motivo, y se lo digo gratis y a modo de consejo, utilice la tarjeta de crédito para costearse las vacaciones. Con la tasa de usura actual, este plástico es mejor entregarlo o dejarlo muy bien guardado. No crucifique desde ya su bolsillo.

Recuerde, soldado advertido …

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Por: Giovanni Andrés Hernández Salazar

Director Maestría en Gerencia de Inversión

Universidad de La Sabana