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Expresión

Su cara puede determinar si usted será rico o pobre, dice este estudio

Un estudio realizado por psicólogos demuestra que las personas pueden decir con fiabilidad si alguien es más rico o más pobre que el promedio simplemente mirando una cara neutral, sin ninguna expresión.

25 de mayo de 2018

No mucha gente cree en estudios que afirman saber algo de las personas solo por observar su físico y sus detalles específicos. Sin embargo existen muchos estudios sociológicos y antropológicos que buscan explicar características del hombre en relación a situaciones o emociones humanas. Y así lo muestra este experimento publicado por el profesor asociado Nicholas Rule y la candidata al doctorado Thora Bjornsdottir de la Facultad de Arte y Ciencia de la Universidad de Toronto.

Según los expertos, la cara de una persona puede decir mucho sobre su estatus económico. Esto debido a que la visibilidad de las posiciones de los músculos que se graban en la cara a lo largo del tiempo se ven afectada por las experiencias de vida. Los investigadores descubrieron que la capacidad de leer la clase social de una persona solo se aplica a su rostro neutral y no cuando la gente sonríe o expresa emociones.

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“Las emociones ocultan hábitos de expresión de por vida que se graban en la cara de una persona incluso a fines de la adolescencia o al principio de la edad adulta, como la felicidad frecuente, que está asociada estereotípicamente con ser rico y estar satisfecho. Con el tiempo, su rostro viene a reflejarlo permanentemente y a revelar sus experiencias", dice Rule. "Incluso cuando pensamos que no estamos expresando algo, las reliquias de esas emociones todavía están allí".

Usando un ingreso familiar anual promedio de aproximadamente $75.000 dólares como punto de referencia, los investigadores agruparon a estudiantes voluntarios con ingresos familiares totales menores a $60.000 dólares y mayores a $100.000 y luego los hicieron posar para fotos con rostros neutrales sin expresión.

Luego pidieron a un grupo separado de participantes que miraran las fotos y, usando nada más que su instinto, decidieran cuáles eran "ricos o pobres" simplemente mirando las caras. Los participantes pudieron determinar qué estudiante pertenecía al grupo de ricos o pobres con aproximadamente el 53% de precisión.

"Lo que estamos viendo es que los estudiantes que tienen entre 18 y 22 años ya han acumulado suficiente experiencia de vida que ha cambiado y moldeado visiblemente su rostro hasta el punto en que pueden decir cuál es su posición socioeconómica o clase social", dice Rule.

Los resultados no se vieron afectados por la raza o el sexo de la cara, ni por el tiempo que se les dio a las personas para estudiarlos. Todo lo cual es consistente con lo que se conoce sobre el comportamiento no verbal.

"Hay neuronas en el cerebro que se especializan en reconocimiento facial. La cara es lo primero que notas cuando miras a alguien", dice Rule. "Vemos rostros en las nubes, vemos rostros en tostadas. Estamos algo programados para buscar estímulos faciales. Y esto es algo que las personas recogen muy rápidamente. Y son consistentes, qué es lo que lo hace tan estadísticamente significativo".

Rule dice que el próximo paso para la investigación podría ser estudiar grupos de mayor edad para ver si los patrones de señales faciales se vuelven aún más evidentes para la gente a lo largo del tiempo.

Con 43 músculos concentrados en un área relativamente pequeña, las señales faciales son uno de los campos de estudio más intrigantes. Muchas veces hacemos gestos que ni siquiera nosotros sabemos que realizamos, y esto tiende a decir mucho sobre nuestros pensamientos, emociones y vivencias. Y sobre todo, tienden a delatarnos cuando decimos mentiras, porque así duren una vigésima de segundo, para el ojo entrenado no es difícil detectarlas.

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La explicación de “los mismos con las mismas”

El documento, publicado en ‘Journal of Personality and Social Psychology‘,  afirma que “algo tan sutil como las señales en su rostro sobre su clase social en realidad puede perpetuarlo en la misma clase", dice Bjornsdottir. "Esas primeras impresiones pueden convertirse en una especie de profecía autocumplida. Influirá en sus interacciones y en las oportunidades que tiene".

Esto significa que si podemos identificar el origen social de alguien en un primer vistazo, nuestro comportamiento estará condicionado por dicha información. Sobre todo porque, como también se comprobó en los experimentos, el nivel social percibido en los rostros estaba asociado a otros prejuicios, como una mayor o menor posibilidad de ser contratados para un trabajo específico.

Esto explica por qué a veces inconscientemente se favorece a los candidatos de las clases más altas en algunas entrevistas o entornos, lo que cultiva al llamado “círculo de la pobreza”, que provoca que aquellos que han nacido en entornos socioeconómicos más desfavorecidos tengan enormes barreras para salir de ellos.

Por eso, la próxima vez que vaya a juzgar a alguien tenga en cuenta que no debemos dejarnos guiar por lo que nuestros estímulos cerebrales nos dicten, sino por los beneficios de ampliar nuestro espectro de sociabilidad y de darle la oportunidad a personas de menores ingresos de salir del círculo vicioso.

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