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Opinión

El impacto de “agrandar” su hoja de vida

Una persona puede llegar a hacer múltiples cosas con el fin de obtener el trabajo que desea. Entre otras, poner en su hoja de vida cursos u otras habilidades que probablemente no posea, pero realmente ¿en qué se fundamenta?, ¿Por qué el tener o no un doctorado o especialización que se dijo tener, no es realmente el problema?

Unidad De Análisis Del Mercado Financiero- U. Nacional
12 de julio de 2016

Mucho se ha hablado recientemente sobre los títulos falsos y los doctorados inexistentes de varios políticos y asesores del gobierno, entre los que se destaca el doctorado en administración pública del alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa; el doctorado de nuevas tendencias en dirección de empresas del ex alcalde de Bogotá Gustavo Petro, y los doctorados de derechos humanos y derecho penal humanitario de la contratista y analista Natalia Springer. 

Sin embargo, más allá de los falsos títulos o de la falta de educación de los gobernantes y políticos existe un problema de fondo mucho más complicado relacionado con la ética y los valores de la sociedad, con el manejo de información y de influencias y de los “favores políticos” a los cuales está acostumbrado el país.

La hoja de vida que resume la trayectoria y logros obtenidos de una persona es un insumo para conocerla académicamente, pero la ética es una carta de presentación que no puede ser respaldada por certificados y que refleja mucho más sobre la personalidad. Actualmente sólo se delega a una entrevista el nombramiento laboral y, la verdad es que la ética debería ser tan relevante para el desempeño profesional como el curriculum vitae.

Por esta razón, el hallazgo de irregularidades en una hoja de vida pone en duda la ética del profesional y es una falta grave a los principios sobre los cuales se debería basar la sociedad, la política y las decisiones que nos afectan a todos. Y aunque este tipo de situaciones toman relevancia en algunos titulares de prensa, algunos para mostrar indignación y otros únicamente informativos, no van más allá de eso.

Entonces, valdría la pena analizar un poco el verdadero impacto de alterar esta información dentro de los estándares de vida de las personas y el nivel de ingresos que estos puedan recibir gracias a (o a pesar de) su formación académica.

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Lo que esconde

Según un estudio realizado en la Universidad de los Andes los factores que más influyen en los ingresos de los profesionales en Colombia son el nivel de educación (siendo el título de posgrado un factor determinante) y el género, pues estadísticamente los hombres reportan salarios más elevados que las mujeres.

Pero el estudio resalta otro dato importante: no existe una diferencia relevante en los ingresos entre egresados de universidades públicas o privadas. Además, teniendo en cuenta factores como el origen, la educación y la salud se aprecia que los mayores salarios se presentan en área de ingeniería, seguidas de las ciencias de la salud, las ciencias sociales y economía.

En conclusión, los títulos influyen en los ingresos de las personas y, por tal motivo, existen incentivos para “inflar” el currículo con el fin de obtener beneficios personales, sin embargo, queda la discusión abierta sobre las implicaciones que puede tener en el desempeño de un cargo una persona que así esté calificada su cargo, haya incurrido en la falta de ética cuando se encuentren irregularidades de este estilo.

Tal situación no es una novedad en Colombia, ni en muchos otros países y lo que deja es el sinsabor y la impotencia de evidenciar faltas de ética públicas y descaradas que no reciben la suficiente atención ni provocan la suficiente indignación para invitar a la gente que no está de acuerdo a que actúe y comience el cambio desde sus pequeñas acciones diarias, pues la falta de ética y moral del país es un gran pastel en el que todos contribuimos con pequeños actos de indiferencia.

 

Annie Vega

Economía Colombiana

UAMF - UNAL

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