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Consejos

Errores que se cometen al comenzar a recibir los primeros ingresos por su empleo

Además de la experiencia que significa tener el primer empleo, este se convierte en un gran reto desde lo financiero.

Omar Alonso Patiño Castro
19 de diciembre de 2016

Siempre existirá la expectativa de recibir el primer pago, bien sea quincenal o mensual. Para una persona que solo ha estado acostumbrada al manejo de una mesada, es muy importante empezar su vida financiera con buenas prácticas, muchas de las cuales no son propiciadas por el mercado.

En el sector bancario existen parámetros distintos para la valoración de los riesgos que una persona con estas condiciones conlleva. Algunos bancos buscan a los profesionales recién vinculados para ofrecerles a la firma de su contrato o al momento de la recepción de primer pago, todos los productos financieros en un paquete de vinculación que en primera instancia resulta muy atractivo para el cliente.

No han empezado su vida crediticia cuando ya tienen la posibilidad de endeudamiento de, en algunos casos, hasta 10 veces del salario que le han fijado, a través dos tarjetas de crédito y un cupo rotativo de endeudamiento, situación muy tentadora para una persona que tiene muchas expectativas en la vida y poca experiencia en el manejo de sus finanzas.

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Por otro lado, algunas instituciones, más conservadoras, para la primera vinculación crediticia, exigen que la persona presente un certificado de ingresos del año inmediatamente anterior, lo cual puede representar en algunos casos hasta 12 meses, si la vinculación se dio en enero, o al menos 6 meses, tiempo mínimo requerido para el otorgamiento de productos por parte de estos intermediarios financieros.

Un recién egresado es proclive al gasto, al restaurante, al carro, a las vacaciones, muchos de estos gastos impulsados por la posibilidad del endeudamiento y por ello, bien sea en uno u otro de los escenarios, es importante conocer cuáles son las condiciones y las consecuencias que el uso de estos productos tiene, mucho más, cuando estamos ante una generación de recién egresados con unas expectativas distintas de vida y patrones de comportamiento y consumo acordes con una época.

Frente a lo anterior, hay dilemas que se plantean cuando se hace un ejercicio que busca la salud financiera. Pareciera que querer cuidar las finanzas va en contra de la satisfacción de algunos placeres o comodidades que no solo un joven, incluso cualquier adulto, quiere tener. Como dicen las abuelas: “ni tan cerca que queme al santo, ni tan lejos que no lo alumbre”. Es cierto, ni lo uno ni lo otro, ni sacrificar esos placeres que tiene la vida, ni ahogarse financieramente para cumplirlos.

Dado que es la primera vez que pueden adquirir bienes o servicios con el producto de su trabajo, estos jóvenes merecen especial atención en procesos de educación financiera. Un consumo responsable en esta etapa de la vida le puede generar comportamiento cuyos beneficios le pueden durar por el resto de la vida.

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Varios de los consejos que se les pueden dar, son aplicables a cualquier persona, sin embargo, por estar en la época que están son mucho más valederos para ellos. El plazo de un crédito debe estar relacionado con el tiempo que va a durar aquello que se paga. Si es una cena o un espectáculo debe diferirse el gasto a la menor cantidad de meses posible, si se trata de ropa, zapatos u otro tipo de accesorios cuya duración es mayor, el plazo justo puede ser de máximo 12 meses, por el contrario, si se trata de un computador, una tableta u otros aparatos electrónicos, el plazo podría llevarse hasta los dos años, por último, si es un carro o un bien raíz, los plazos son superiores a los tres años.

A pesar de que no existen reglas exactas para el plazo, los relacionados anteriormente pueden ser un indicador de salud financiera. Si se difieren los gastos del día a día a plazos amplios, en menos de seis meses se han acumulado deudas que empiezan a hacer un hueco en el flujo de caja del deudor.

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*Administrador de Empresas con Doctorado en Ciencias Empresariales. Consultor en temas financieros y organizacionales, con amplia experiencia en el sector bancario y en el sector servicios . Se ha desempeñado como Decano de la Facultad de Administración, Finanzas y Ciencias Económicas de la Universidad EAN en donde actualmente es Profesor Titular.