Rigoberto Puentes, Fundador PMA Colombia. | Foto: Rigoberto Puentes, Fundador PMA Colombia

Tenga cuidado con sus inversiones

Cuando la incertidumbre aumenta en los mercados financieros ocurren historias como la que relata Greg Zuckerman, en un artículo en el Wall Street Journal. Mr. Zuckerman es un reconocido escritor de temas financieros, autor del “bestseller” “El más grande trader en la bolsa de N.Y”.

Rigoberto Puentes, Fundador PMA Colombia
18 de mayo de 2011

Cuenta el escritor la historia de David Zornetsky, un joven profesional que, atraído por los comentarios que escuchaba sobre personas que estaban haciendo una fortuna en el mercado de la plata (Ag), decidió invertir todos sus ahorros en el mismo, con la esperanza de triplicarlos en los próximos meses.

Para el momento en el que David invirtió, a finales de abril, el precio de la plata estaba cerca de los $50 por onza. David disfrutó de un fin de semana feliz, convencido de que había hecho una excelente inversión y soñando en lo que haría con sus abundantes ganancias. Pero nada más el lunes siguiente se encontró con la sorpresa de que el precio de la plata, al contrario de lo esperado, estaba bajando, y continuó con la misma tendencia durante toda la semana, hasta llegar a cerca de los $35 por onza. Es decir una caída de cerca del 30% en tan sólo cinco días. Por supuesto David perdió el sueño, angustiado como estaba, pensando en cómo recuperarse de sus pérdidas…

Pero no todo el mundo salió mal parado la caída del precio de la plata. Unos pocos ganaron. Para dar un solo ejemplo, uno de los hombres más experimentados en los mercados de valores, George Soros, vendió al precio máximo la plata que había venido acumulando desde que comenzó el ascenso del precio y se ganó una fortuna en esa sola transacción. Soros duerme tranquilo; los movimientos de los mercados no le quitan el sueño porque él está preparado para enfrentar tanto las subidas como las bajadas y sacar buen provecho de las dos.

-¿Por qué David perdió y Soros ganó?

-La principal razón de los disímiles resultados económicos, con el mismo producto, está en la diferencia de educación financiera. Mientras que el primero se jugó un albur, por algo que escuchó y que lo motivó a invertir sus ahorros, sin tener la menor idea de lo que estaba haciendo, el segundo tiene pleno conocimiento de los movimientos de la bolsa y sabe leer las señales del mercado para tomar decisiones apropiadas.

El caso de David no es una excepción. Es sólo una muestra del comportamiento humano con respecto al dinero: la gente siempre sueña con ganar dinero rápida y fácilmente, involucrándose en aventuras -que no inversiones- que no comprende.

El anterior relato me recuerda una historia, muy conocida en los medios financieros, que ocurrió hace ya varios siglos y que se conoce como “la crisis de los tulipanes”.

El caso sucedió en Holanda, a principios del siglo XVII (año 1600…). Todo comenzó porque la esposa del embajador de Alemania, quien había sido recientemente transferido desde Turquía, llevó dentro de su menaje unas semillas (bulbos) de tulipán, esa hermosísima flor originaria del imperio otomano. La distinguida señora sembró los bulbos en el jardín frente a su casa y muy pronto empezaron a brotar unas bellísimas flores, que eran la envidia de todas sus vecinas.

Ella no tuvo ningún reparo en compartir los bulbos con ellas y así el tulipán comenzó a expandirse dentro de las clases más adineradas y se convirtió en un símbolo de estatus social. Las familias competían por tener las flores más hermosas y más variadas. Esta circunstancia fue aprovechada por hábiles comerciantes de la época, quienes vieron en este auge una oportunidad para ganar dinero.

Empezaron entonces a desarrollar nuevas variedades de tulipanes de exóticos colores y a vender los bulbos en el mercado; al principio a precios muy razonables, pero luego, en la medida en que la demanda fue creciendo, los precios hicieron lo propio hasta llegar un momento en el que algunos bulbos especiales empezaron a venderse a unos precios tan altos que se requería hacer sociedades para adquirirlos, reproducirlos y revenderlos.

Y fue así como los bulbos empezaron a cotizarse en la bolsa de valores como títulos financieros que representaban el valor de éstos. La flor como tal perdió interés; lo que importaba eran los títulos (acciones y futuros) que se vendían a precios cada vez más altos. Se hablaba de personas que estaban ganando mucho dinero en el ese negocio; el rumor se extendía y con él la demanda aumentaba, haciendo que los precios llegaran a niveles irracionales… hasta que algunos comentaristas, un poco más consciente que los demás, empezaron a criticar el exabrupto que estaba ocurriendo en el mercado.

Los inversionistas expertos, por supuesto, interpretaron el mensaje y vendieron rápidamente todas las inversiones que tenían en bulbos de tulipanes, aprovechando los altos precios. Esto hizo que los precios empezaran a caer abruptamente hasta llegar a no valer prácticamente nada.

Por supuesto, los incautos que habían colocado su dinero sin saber lo que estaban haciendo perdieron sus ahorros, sus viviendas y quedaron fuertemente endeudados con obligaciones impagables que pronto repercutieron en la economía del país.

El impacto de la crisis fue de tal magnitud que quebró la economía holandesa.

¿Qué enseñanza podemos extraer de los relatos anteriores?

Nunca coloque su dinero en un negocio que no comprenda perfectamente. Antes de invertir su dinero invierta algún tiempo y esfuerzo en educarse financieramente. Los mercados financieros globales empiezan a ponerse nerviosos a causa del fin del alivio cuantitativo del que hablaba en el artículo anterior. En estas circunstancias, pueden darse muchos casos como el de la plata (Ag).

Es necesario ser muy cautelosos a la hora de invertir.