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¿Resistencia a los Millennials? carta a los ‘baby boomers’ y la Generación X

Se ha puesto de moda hablar de los Millennials, unos personajes a veces odiados a veces amados que están sacando canas a nivel laboral porque los jefes no logran engancharlos.

Ana Sarmiento
30 de marzo de 2017

La nueva fuerza laboral se da el lujo de desechar trabajos y empresas, lo cual es absolutamente descabellado para los mayores de 40. A nosotros, que estamos acostumbrados a rogar porque una compañía nos haga el honor de contratarnos, nos cuesta entender que las nuevas generaciones abandonen incluso a las mejores organizaciones, simplemente porque hay vacíos que las compañías no han sabido llenar.  

Esta tendencia es mundial. De acuerdo con el Millennials Survey de Deloitte 2016, los porcentajes que planean abandonar las empresas en los próximos 5 años son escandalosos. En países como Perú llegan al 82%, en Colombia ascienden al 75% y en el Reino Unido al 71%.  No se trata de una tendencia que afecte únicamente a los países en vías de desarrollo como se puede observar en el gráfico adjunto:

Cuando a la Generación Y se le pregunta en dónde le gustaría trabajar, primero contesta que en Google, segundo en Apple y tercero para sí mismos.  Los Millennials de su empresa pueden estar usándolo como trampolín para hacer tablas y montar su propia empresa o más decepcionante aún, para ahorrar dinero para el viaje exótico que sueñan hacer.

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Hoy en día retener el talento se ha vuelto una labor de titanes y esto pone en peligro la sucesión a altos cargos y la operatividad futura de la empresa. Si usted no logra que los Millennials se queden a trabajar en su empresa, ¿cómo los va a formar para que se hagan cargo de la compañía en el futuro?  Si la gente continúa buscando nuevos horizontes, ¿con qué recurso humano planea vender los bienes y servicios de su organización?

Como si esto fuera poco, los países desarrollados con bajas tasas de natalidad han comenzado a poner sus ojos en economías emergentes y resulta que también puede perderlos a manos de ellos, porque para los millennials todo se relaciona con  experiencias y trabajar en el extranjero resulta una experiencia muy apetecible. Al 70% de ellos le gustaría hacerlo alguna vez en su vida. Mucha atención: ¡La guerra por el talento ha dejado de ser sólo local!

Si hasta ahora la aproximación de “corregir millennials” para que se adapten a su estilo le ha servido, es porque los baby boomers (los profesionales nacidos antes de 1963) eran la generación más numerosa en las empresas y su estilo es el que se ha impuesto por años. Sin embargo, ellos están próximos a la edad del retiro y de acuerdo con los estudios Pew research center, a partir del 2015 los millennials igualaron el porcentaje de baby boomers y en el año 2025 representarán el 75% de la fuerza laboral.

Usted puede continuar resistiendo su estilo de trabajo y tratando de clonarlos hasta que no quede nadie en las organizaciones a quien que le interese esta tediosa labor.  Tenga presente sin embargo, que en el momento en que el CEO sea un millennial y los de Recursos Humanos también, se tomarán la empresa y crearán nuevas organizaciones que nada tengan que ver con el sistema contra el cual luchan.

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Sería más inteligente de nuestra parte dejar de resistir su estilo de vida, si pronto serán ellos quienes estén al mando y comenzar a cambiar las organizaciones desde ya para que no se pierda todo el legado y experiencia de los antecesores.  Estamos en un punto donde podemos crear puentes que les permitan encajar en un sistema productivo que no fue creado para ellos, pero del cual comenzarán a hacerse cargo muy pronto.

Unidos podemos construir sin destruir y definir el legado que queremos dejar a nuestros sucesores. Si apoyamos la vanguardia de este nuevo sistema de trabajo seremos parte de los negocios que queremos ver en el mañana. Además los millennials también tienen que aportar.  Sólo ellos en carne propia conocen la forma de operar de los nuevos consumidores y nosotros, no. Las empresas gastan millones en conocer sus gustos para enfilar toda su artillería de ventas en fidelizarlos como consumidores.  

¿Por qué no tomarse la molestia de averiguar cómo consumen trabajo? Ha llegado la hora de comenzar a fidelizarlos y pasarlos de simples empleados a fans, al igual que lo haríamos si se tratara de un cliente externo. El lugar de trabajo no puede convertirse en un campo de batalla donde cada cual tire para su lado y ninguno transija.  Hemos de reconocer que cada “bando” tiene algo que aprender del otro y no se trata de imponer a los otros lo que a mí me convenga.  

Mi solidaridad con que todo no se puede hacer como a los millennials les acomode, mi reconocimiento a todas las generaciones anteriores –incluidas las de los abuelos y tatarabuelos– por su valioso aporte y mi llamado a que soltemos el aferramiento a lo cercano y la aversión a lo distante para que podamos crear organizaciones en la que todas la generaciones obtengan ganancias.

Nos llenamos la boca al hablar de diversidad en el trabajo, de igualdad de oportunidades para todas las razas, géneros y condiciones físicas, pero nos quedamos cortos cuando se trata de aceptar la diversidad de pensamiento.  En nuestras manos está comenzar a construir los puentes para capitalizar la diversidad generacional.

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