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¿Está preparado para una hipoteca?

Acceder a este instrumento financiero puede resultar peligroso para nuestro bolsillo si no tenemos en cuenta un previo balance de las condiciones financieras por las que atravesamos.

Laura Margarita Rodríguez
9 de julio de 2013

Planear es sin duda la palabra mágica en las finanzas personales. Definir objetivos, jerarquizarlos, ponerles fecha límite y empezar a ahorrar con un tiempo prudente para alcanzarnos es una utopía financiera; sin embargo la realidad es que difícilmente orientamos nuestro presupuesto al ahorro y nuestros propósitos y sueños van postergándose más y más años al no contar con una adecuada capacidad económica para realizarlos.

Adquirir una hipoteca, ahora es la solución más cómoda cuando nuestros problemas de liquidez nos impiden acceder a los objetivos que nos hemos trazado, y, pareciera demostrarnos que nuestra falta de planeación puede fácilmente ser redimida a través del endeudamiento.

Acceder a este instrumento financiero puede resultar peligroso para nuestro bolsillo si no tenemos en cuenta un previo balance de las condiciones financieras por las que atravesamos, para, de esta forma, decidir si es adecuada esta decisión para nuestra economía.

Estas premisas nos ayudarán a identificar si estamos preparados para una hipoteca:

1. Si el nivel de nuestros ingresos es bajo en relación al valor de la hipoteca que pensamos adquirir, muy seguramente contraer una deuda no resulta ser una buena idea. Es recomendable evaluar si vamos a poder pagarla y cómo vamos a pagarla; tal vez un aumento de ingresos o un cambio en el prospecto de vivienda ayudarían a solventar este pasivo.

2. Si nuestra capacidad de ahorro es baja y por el contrario nuestros gastos fijos (rentas, impuestos, pensiones de colegios o universidades, entre otros) son elevados, debemos evitar una hipoteca para no quedarnos “colgados” con su pago. Es fundamental contar con un “colchón financiero” que nos permita respaldar esta obligación.

3. Si los planes de viajar o realizar estudios de posgrado están entre nuestras prioridades, es mejor prescindir de la idea de adquirir una hipoteca.

4. Si tenemos poco control sobre nuestras finanzas y nuestro presupuesto por lo general no nos permite terminar el mes como lo habíamos planeado, tenemos que admitir que endeudarnos solo traería caos a nuestro bolsillo.

5. Si contamos con elevados pasivos a mediano o largo plazo es preferible apartarse de la tentación de incurrir en una nueva deuda. Esta situación desencadenaría el tan temido efecto “bola de nieve” que incrementaría considerablemente nuestro nivel de endeudamiento en un abrir y cerrar de ojos.

6. Si la empresa en donde trabajamos atraviesa por un mal momento y es posible que reduzcan salarios o personal, no es recomendable asumir los riesgos de una hipoteca. Posiblemente la ansiedad sería la protagonista y nuestra tranquilidad financiera se vería afectada por la incertidumbre de no poder pagar cumplidamente esta obligación.

Laura Margarita Rodríguez
Experta en Finanzas Personales
Twitter: @lalarodriguezc