Foto: Archivo Semana. Ninguna empresa que cotice en bolsa debe negociar sus presupuestos, sino enfocarlos en contestar cómo se van a lograr y exceder las expectativas implícitas en el precio de las acciones. | Foto: Luis Eduardo Otero

Empresas, responsables de burbujas del mercado

Las empresas, deben publicar información completa, para que los inversionistas puedan estimar o corregir con criterio económico el valor de la empresa (precio de la acción) y saber si está o no sobre valorada. Opinión de Luis Eduardo Otero.

Luis Eduardo Otero
10 de noviembre de 2010

Las finanzas corporativas modernas parten del principio de que el precio de una acción es el reflejo del valor de mercado de la empresa. El valor de mercado es el resultado de la valoración financiera con base a las proyecciones de generación de caja futura, derivadas de un plan de negocio que enmarca la estrategia empresarial.

En otras palabras, una empresa vale por su capacidad de generar dinero a los inversionistas. En términos generales, para estimar el precio de la acción se le resta la totalidad de la deuda financiera al valor de mercado estimado, se suman las inversiones temporales y la caja, y el valor obtenido se divide por el número de acciones en circulación.

Desde un punto de vista económico, se puede concluir que una acción está sobre valorada si las expectativas de valor internas de la empresa están por debajo de las expectativas del mercado. Esto implica que los analistas de mercado deben ir más allá de los análisis técnicos y empezar a recomendar con base en los resultados esperados y obtenidos por las compañías y las expectativas futuras que se derivan de un conocimiento profundo del sector y su potencial de crecimiento.

Por esto es fundamental que las empresas, en sus reportes anuales, trimestrales y en sus páginas de internet, publiquen información completa al mercado, para que los inversionistas puedan estimar o corregir con criterio económico el valor de la empresa (precio de la acción) y saber si está o no sobre valorada. Información completa hace referencia no solo a información del PYG, como Ventas y Ebitda, sino a las inversiones en activos de la empresa, el endeudamiento financiero, el valor de las adquisiciones e indicadores claves de desempeño, como mínimo.

Adicionalmente, los inversionistas deben tener en cuenta que el logro de una Mega (una meta grande y ambiciosa) que no contemple el concepto de rentabilidad, no está alineada con la filosofía del valor. Por ejemplo , si una empresa cumple su meta en ventas o en Ebitda, no significa que se refleje en un mayor valor de la empresa o mayor precio de la acción, pues solo se crea valor cuando los beneficios futuros de la inversión son superiores a la inversión realizada.

Si utilizamos los famosos múltiplos, y decimos que la empresa analizada se valora en 8 veces su Ebitda, significa que la inversión máxima que puede hacer para generar un Ebitda incremental es dicho valor multiplicado por 8, o de lo contrario el incremento en la valoración del mercado estará por debajo de la inversión realizada. Por esto es fundamental revisar cuánto dinero han invertido las empresas para lograr sus Megas y evaluar con criterio el impacto en el precio de la acción.

Así, las empresas son responsables por asegurar que el mercado reciba suficiente información para poder estimar de manera adecuada el valor de la empresa. Así mismo, deben alinear los presupuestos con metas de mediano plazo que sean consistentes con las expectativas del mercado o de lo contrario están aceptando que sus acciones están sobre valoradas. Si esto sucede, en algún momento, se genera una corrección en el precio de las acciones donde muchas personas pueden perder mucho dinero.

En conclusión, es irresponsabilidad de las empresas, que tiene información completa sobre su desempeño económico actual y futuro, no enviar mensajes al mercado cuando perciban que sus acciones están valoradas por encima de sus expectativas.

Para evitar la creación de una burbuja es importante por parte del mercado medir si las empresas están generando o no valor económico y si los resultados de cada año están reflejando mejoras alineadas con las expectativas de los inversionistas.

Por parte de la empresa, es importante que la estrategia, las metas, los presupuestos, y sobre todo, de los planes de compensación, estén alineados con las expectativas de valor que el mercado tiene de la empresa y no con Megas que no incorporan este concepto de rentabilidad. En este orden de ideas, ninguna empresa que cotice en bolsa debe negociar sus presupuestos, sino enfocarlos en contestar cómo se van a lograr y exceder las expectativas implícitas en el precio de las acciones.