Foto: PM Advisores. Los padres deben conocer la importancia de la ¨recompensa futura¨ y tratar de inculcarla en los hijos. | Foto: Rigoberto Puentes

El paradigma de la recompensa futura

Guía a tus niños DESDE YA al futuro éxito financiero.

Rigoberto Puentes
21 de abril de 2010

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Los años tempranos de la primera etapa son un período de dependencia absoluta, durante la cual la participación del niño en los asuntos económicos de la familia se limita al área de los egresos inconscientes. Él sabe lo que quiere  ¡y lo quiere ya!, sin importar si sus padres tienen o no los recursos para proveérselo. Algunos progenitores posiblemente no saben que, independientemente de sus recursos, deben enseñarle la virtud de la recompensa futura. Otros sí lo saben, pero -para evitarse berrinches- eligen no darle esa lección. 

Daniel Goleman, en su libro “La Inteligencia Emocional”, nos cuenta sobre un experimento muy interesante realizado por el psicólogo Walter Michel en un jardín de infantes de la Universidad de Stanford.

 

Una persona propone a un niño obsequiarle dos bombones, pero debe esperar que termine la tarea que está realizando. Veamos el relato original:

 

La prueba del bombón:   “Imagínese que tiene cuatro años y alguien le hace la siguiente proposición: si espera a que esa persona termine la tarea que está haciendo, podrá recibir dos bombones de obsequio. Si no puede esperar sólo recibirá uno, pero podrá recibirlo de inmediato. Éste es un desafío que, sin duda, pone a prueba el alma de cualquier criatura de cuatro años, un microcosmos de la eterna batalla que existe entre el impulso y la restricción, el yo y el ego, el deseo y el autocontrol, la gratificación y la postergación. La elección que hace el niño constituye una prueba reveladora; ofrece una rápida interpretación no sólo del carácter, sino también de la trayectoria que probablemente seguirá a lo largo de la vida”.

 

“El estudio siguió la trayectoria de los niños hasta que terminaron la escuela secundaria… La diferencia emocional y social entre los niños que se apoderaron del bombón y sus compañeros que demoraron la gratificación, fue notable. Los que habían resistido la tentación a los cuatro años, como adolescentes eran más competentes en el plano social: personalmente eficaces, seguros de sí mismos, y más capaces de enfrentarse a las frustraciones de la vida… Aceptaban desafíos y procuraban resolverlos en lugar de renunciar… Confiaban en sí mismos y eran confiables; tomaban iniciativas y se comprometían en proyectos. Y más de una década después aún eran capaces de postergar la gratificación para lograr sus objetivos”.

 

“La capacidad de retrasar el impulso es la base de una serie de esfuerzos, desde comenzar una dieta hasta obtener el título de médico”.

 

Los padres deben conocer la importancia de la ¨recompensa futura¨ y tratar de inculcarla en los hijos. La paciencia y la persistencia les serán muy útiles en la vida. Saber sembrar, cultivar y cuidar del fruto, para consumirlo cuando esté maduro, es una cualidad inapreciable que les ayudará en su ruta hacia el éxito.