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Asesoría

El círculo vicioso de la inocencia financiera

La única solución para evitar caer en trampas como Elite, Estraval, Interbolsa o DMG, por citar solo ejemplos en Colombia, es la educación financiera.

Rigoberto Puentes
11 de octubre de 2016

“La experiencia no es lo que nos pasa sino lo que hacemos con lo que nos pasa”.

Aldo Huxley

Hago mención a la cita anterior para referirme a una historia que llegó a mis oídos la semana pasada, sobre un ejecutivo de altos ingresos que completó la tripleta: parte de sus excedentes se quedaron en el descalabro  de DMG; gracias a sus altos ingresos pronto se recuperó y colocó sus reservas en Interbolsa; y ahora está luchando para ver cómo recupera algo de sus ahorros que están enredados en el caso Élite.

Se trata de una persona que ha vivido incidentes pero no experiencias. Vive tan ocupado trabajando para mantener sus altos ingresos, que no tiene tiempo de hacer un alto en el camino y convertir esos incidentes en experiencias. Da la impresión de que sus continuos fracasos económicos no le han enseñado nada. Probablemente no se ha percatado de que su esfuerzo para lograr altos ingresos no está disfrutándolo su familia, sino las familias de los Murcia, los Jaramillo, los Nava y otros más que, aprovechando la ingenuidad de los incautos, los han despojado de su dinero.

Pero esa ingenuidad tiene un nombre: se trata de “Inocencia financiera”. Son personas que en el aspecto financiero son como tiernos infantes que no han querido madurar para darse cuenta de que el mundo de las inversiones financieras es una selva plagada de fieras dispuestas a pasar por encima de los más débiles, sin miramientos de ninguna naturaleza. ¡No es posible adentrarse en la misma sin la debida protección!

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Los ahorradores —no podemos llamarlos inversores— siguen tropezándose con la misma piedra una y otra vez: en menos de una década hemos visto los casos de DMG, DRFE,  Interbolsa, Fondo Premium,  Proyectar Valores, Estraval, Élite, etc. Y a nivel internacional: Stanford Bank, Madoff y otros, en los que muchos colombianos han perdido sus ahorros.

¿A quién culpar?

La responsabilidad es compartida: por una parte están las autoridades, principalmente la Superintendencia Financiera y la de Sociedades, las cuales no han sabido detectar  oportunamente los casos para prevenirlos y evitar las grandes pérdidas que han sufrido muchos colombianos. Aparentemente no cuentan con las herramientas legales para hacerlo. De ser así, entonces parte de la culpa caería en los legisladores. Digamos que al gobierno le corresponde el 25 % de la culpa.

Por supuesto, los otros grandes culpables son los estafadores que, aprovechando la ingenuidad de los ahorristas, estructuran complejos y atractivos productos financieros con los cuales logran convencerlos  para que les entreguen su plata. Ellos hacen uso de las falencias de las autoridades financieras y la inocencia financiera de los ahorradores para quitarles sus ahorros. Digamos que a estos corresponde otro 25 % de la culpa.

La causa raíz

Pero el verdadero culpable, al que corresponde el 50 % de la responsabilidad, es el ahorrista. Es él quien debe cuidar de su dinero. Las autoridades financieras son solo un soporte que fija las reglas del juego y trata de hacerlas cumplir a través de sus entes controladores, pero no dispone de los recursos para atender el descuido de cada uno de los ciudadanos. Por su parte, las entidades captadoras, tanto legales como ilegales, son simples supermercados que ofrecen al cliente diversos productos financieros.

Es el ahorrista el que debe saber elegirlos. De la misma manera que el ama de casa sabe qué productos seleccionar y es capaz de dilucidar cuándo una oferta demasiado atractiva es engañosa, asimismo el ahorrista debe saber detectar y evitar las estafas. De no hacerlo, es él quien paga las consecuencias. Las autoridades siempre pueden alegar que no tenían competencia y con eso salen del paso. Los estafadores puede que vayan a la cárcel por unos años y luego salen a disfrutar de sus fortunas que han sabido esconder muy bien en paraísos fiscales o a través de testaferros.

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El ahorrador, por su parte, sigue trabajando duramente para crear nuevos ahorros que estarán destinados a servir de disfrute del próximo Murcia o Jaramillo que se les atraviese. Y así seguirán hasta que llegue el momento del retiro y entonces se den cuenta de que sus recursos no son suficientes para vivir decentemente el resto de la vida. El dinero que dejaron escapar en malas inversiones hubiese hecho la diferencia, pero ya será tarde para hacer algo al respecto. La época de los altos ingresos ha pasado  y los ahorros se esfumaron. Parte de su dinero ha contribuido con la riqueza de los captadores de sus aventuras financieras,  de los desarrolladores de planes de inversión engañosos que han sabido aprovecharse de su inocencia financiera para esquilmar los duramente ganados ingresos.

La verdadera causa raíz es la falta de educación financiera de los ahorradores. Si bien la educación financiera no garantiza el éxito de todas las inversiones, por lo menos enseña a detectar las señales de una inversión excesivamente riesgosa, al revelar principios básicos que deben tomarse en cuenta al momento de invertir.

Pensemos por ejemplo en el caso más reciente, el de Élite. Con solo conocer el concepto fundamental de que alto rendimiento es sinónimo de alto riesgo, eso ya sería una voz de alerta que nos obligaría a profundizar más sobre la inversión, estudiar muy bien lo que es una libranza y determinar que un pagaré-libranza que pague intereses del 18 % anual proviene de deudores que deben estar pagando intereses de usura por sus créditos; es decir deudores que, debido a su trayectoria o su endeble soporte, no tienen acceso a créditos de intereses normales. Una persona educada financieramente hubiese podido captar esas señales.

¿Cómo evitar caer en este tipo de timos?

La única solución para evitar caer en este tipo de trampas es la educación financiera. A través de esta podrán adquirir herramientas que les permitirán detectar los indicadores de una inversión peligrosa. Es a través del conocimiento que podemos determinar la viabilidad de una inversión.

Quiero terminar este artículo con una cita de un autor e inversionista que sabe bastante sobre el tema de educación financiera: “La inteligencia resuelve problemas y produce dinero. Dinero sin inteligencia financiera es dinero que se pierde rápidamente”. Kiyozaki

Aprovecho nuevamente para invitar a los lectores a acompañarnos en el taller sobre inversiones, en el cual hablaremos de todos estos temas, tanto del ámbito colombiano como del internacional. Aún tenemos cupos para el 29 de octubre.

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