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Deudas

¿Qué hacer cuando no se puede pagar una deuda?

La adopción de buenos hábitos financieros es la clave más importante para garantizar su salud financiera tanto en el corto como en el largo plazo.

Omar Alonso Patiño Castro
24 de febrero de 2017

Dichos hábitos son muy importantes en el gasto, el ahorro y el crédito. Cuando hablamos del gasto, debe ser racional, ajustado al ingreso de cada persona o grupo familiar. Los egresos nunca deben superar a los ingresos, por el contrario, es conveniente siempre que sobre una parte de ellos para los imprevistos o el ahorro, de esa manera se puede ir generando un fondo que permita, una vez se haya logrado una meta, destinar esos recursos a una inversión que permita acrecentarlos o a un gasto que se haya planeado con anterioridad.

No hay duda de los grandes beneficios que traen estos comportamientos. Tampoco existen cuando se trata del uso del crédito, ser cauto en la manera de endeudarse, la periodicidad y los montos siempre será una buena manera de prevenir momentos financieros difíciles. Cuando se solicita un crédito y una institución financiera lo otorga es porque cada una de las partes ha hecho un análisis juicioso acerca de la certeza que se tiene de que el deudor puede asumir los pagos con un nivel de cumplimiento óptimo.

Sin embargo, lo anterior no garantiza que no se pueda presentar un tropiezo en la atención de las obligaciones contraídas. La pérdida del empleo, la disminución en los ingresos, la ocurrencia de hechos imprevistos que ocasionan el uso de los recursos destinados para el pago de una o varias obligaciones pueden suceder y con ello, el incumplimiento en el pago puede aparecer, a pesar de que la persona busque por todos los medios atender sus compromisos financieros correctamente.

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No es pecado estar frente a la posibilidad de impago de una o varias cuotas de un crédito, lo importante es dimensionar cuán grave puede ser, cuánto tiempo va a tardar en recuperar la estabilidad de los ingresos y cuál es el monto del incumplimiento que puede llegarse a acumular.

No deje para último momento la opción de avisar a la institución financiera acerca de la situación por la cual atraviesa, siempre existen alternativas para diferir, refinanciar o reestructurar una obligación. Si existe transparencia, una institución está en la posibilidad y obligación de dar las opciones para que el cliente se ponga al día o que ajuste sus obligaciones a una nueva forma de pago.

La ampliación del plazo para el pago, la disminución de la cuota, incluso la disminución en la tasa, son alternativas que tienen las instituciones para evitar un problema conjunto, para el deudor que quiere pagar y no puede y para la institución que puede quedar inmersa en un proceso largo que puede ser infructuoso si la persona no cuenta con bienes sobre los cuales pueda adelantarse un proceso de embargo y posterior remate, en los casos más críticos.

Para acceder a cualquiera de las ofertas, que pueden hacer las instituciones, es de vital importancia ser transparente en el manejo de la información financiera y de los activos con los cuales se cuenta, solo de esta manera se puede ajustar un nuevo crédito a una nueva situación. Para los bancos es importante garantizar el pago, pero igualmente lo es mejorar la garantía, por ello en algunos casos es posible que se exija la firma de un codeudor, el otorgamiento de un bien en garantía o cambiar la modalidad de crédito hacia una libranza.

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La oportunidad y transparencia de la información suministrada a las instituciones puede incluso, abrir la puerta para acogerse a la ley de insolvencia financiera, 1380 de 2010, que cobija a las personas naturales.

Dicha ley contempla que una persona natural no comerciante, esto quiere decir que todos los empleados serían sujetos para la aplicación de esta norma, puede declararse como insolvente si está incumpliendo por un lapso de tiempo de 90 días a dos instituciones financieras distintas o que esté en curso una demanda para el cobro coactivo.

A pesar de que no se trata de un trámite fácil, sí es una opción válida y que se ajusta a la necesidad de quienes definitivamente no pueden honrar el pago de sus deudas, pero manifiestan su intención de cumplir con ellas, en condiciones más favorables en tiempo, tasa y valor de la cuota.

Debo aclarar que la aplicación de la ley no es una opción para quienes lo ven como la posibilidad de dilatar el pago a pesar de tener opciones de hacerlo. Por último, reafirmo que una persona puede tener problemas financieros, esto no es pecado, lo que sí lo es, es ocultarlo y esperar hasta perderlo todo por no hablar a tiempo.

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*Administrador de Empresas con Doctorado en Ciencias Empresariales.

Consultor en temas financieros y organizacionales, con amplia experiencia en el sector bancario y en el sector servicios .

Se ha desempeñado como Decano de la Facultad de Administración, Finanzas y Ciencias Económicas de la Universidad EAN en donde actualmente es Profesor Titular.