Luis Alberto Arango E. | Foto: Luis Alberto Arango E.

Datacrédito, demasiado perfecto

Preguntas de verificación de identidad como las que usa Datacrédito, solo podrán ser contestados por computadores, no por seres humanos.

Luis Alberto Arango E.
6 de abril de 2011

Mi padre reprochaba el uso de la palabra “demasiado” sobre todo cuando se utiliza con el adjetivo “perfecto”, pues para él era un contrasentido decir “demasiado” para algo que ya había llegado al límite de la excelencia. Sin embargo, en estos días encontré que sí se pueden utilizar esas dos palabras en la misma frase, sin contradicción alguna, cuando se refiere a un servicio como Datacrédito. Esa base de datos en donde queda registrada la información de todas las personas que hayan tenido relación con el sector financiero, telecomunicaciones y otros más que están suscritos a sus servicios.

Datacrédito es utilizado principalmente por el sector financiero y de telecomunicaciones, para prevenir morosidad y fraude; así como para alertar o prevenir al resto de los usuarios empresariales sobre los clientes que no pagan. Ellos ofrecen a las personas naturales la posibilidad de consultar la información personal registrada en sus bases de datos. Esa consulta le permite saber por ejemplo, si alguien está usurpando su identidad, evaluar qué compañía está viendo su información particular y conocer con más detalle su propia historia crediticia.

Recientemente recibí un correo electrónico publicitario ofreciéndome un nuevo servicio que se llama midatacrédito. Me llamó mucho la atención. Datacrédito a través de este servicio, mediante un sitio web llamado midatacredito.com, permite a todos los que estén dispuestos a pagar por él, tener un sistema para monitorear su historia crediticia, recibir correos electrónicos o mensajes de texto de alerta cuando un tercero esté consultando su información personal y avisar al sistema financiero sobre hechos que puedan ponerlo en riesgo de usurpación de identidad, como perder su cédula de ciudadanía. Definitivamente un servicio muy llamativo y a mi juicio útil, ya que los ladrones de identidad pueden estar a la vuelta de la esquina.

Decididamente me inscribí, dispuesto a pagar un año de servicio, pero antes el sitio web debía hacerme unas preguntas para verificar mi identidad. Y aquí viene la perfección a la que me refiero, pues ese sistema de verificación se pasa de “perfecto”.

Pregunta del sistema: mi cédula en qué departamento fue expedida? entre las posibilidades estaba Cundinamarca y como mi cédula es de Bogotá, esa debe ser la respuesta correcta. Pero en un pantallazo anterior, cuando ingresé los datos de pago me preguntó por el departamento y daba la opción de Bogotá DC, además de Cundinamarca. Así que Bogotá DC era para el sistema un departamento. Tuve mis dudas y opté por decir que no era ninguna de las opciones que me ofrecían porque Bogotá DC no estaba en su lista. Aparentemente fallé.

En seguida preguntó si tuve alguna relación crediticia con Colpatria. Contesté que no. Pronto recordé que hace unos 18 años me dieron una tarjeta preaprobada de Colpatria, la que rechacé en su momento. ¿Será que eso significa que tuve relación con Colpatria? ¿Qué información tendrá Datacrédito al respecto? Volví a fallar. Pero no supe si era por lo de la tarjeta de crédito preaprobada y creo que nunca lo sabré.

Luego, que si reconocía unos teléfonos y no identifiqué a ninguno. ¿Será que eran de alguna de las compañías que he liquidado como parte de una época en la que me contrataban para ejecutar liquidaciones voluntarias de sociedades?

Conclusión, el sistema “perfecto” dijo que yo no era yo. Podía volver a intentarlo. Lo hice. Vinieron otras preguntas igual de capciosas. Que si yo tuve cuenta corriente con la entidad BCSC y hace cuánto. Recordé que hace unos 25 años tuve cuenta en Colmena –ya cerrada–. No recordaba si era corriente o de ahorros y dije que sí y hace más de 18 años. Luego, que si reconocía alguna de las direcciones que me presentaban en pantalla, contesté que no. Fallé nuevamente.

En total fallé cuatro veces el intento de verificación. No puedo volver a intentarlo sino hasta dentro de un mes, porque el sistema está programado de esa forma. Envié un correo electrónico contando lo sucedido e incluso mostrándoles una falla seria en su formulario de contáctenos. La respuesta era de esas previamente escritas, diciendo que todo lo manejaba el sistema y que no se podía hacer nada. Es decir que ellos si pueden fallar –les reporté la falla de su página de contacto-, pero al usuario no se le perdona.

Contacté a Computec S.A., dueños del servicio de Datacrédito y Midatacrédito. Me atendieron con amabilidad y comprensión, pero en resumen no podían hacer nada. Si acaso reactivar el sistema de verificación. Pero ahora me asaltan muchas dudas, será que ya alguien usurpó mi identidad y registró a mi nombre teléfonos y direcciones que son las que no conozco. O será que la información de 20 años atrás no la tienen registrada y no me debería preocupar por llegar tan atrás en el tiempo a la hora de contestar? ¿Qué otras preguntas suspicaces me harán? ¿Las responderé correctamente?

Ofrecí a Computec pruebas de todo tipo para demostrar mi identidad, proceder a pagar y usar los servicios de midatacredito. La respuesta era de esperarse: el sistema no lo permite, solo a través del sitio web. Y que si el sistema no logra verificar la identidad, no hay nada que hacer, que debo esperar otro mes. En conclusión, el sistema es demasiado “perfecto”, pues no deja maniobra al ser humano y allí radica su gran falla. Las máquinas superaron el sentido común, pues en Datacrédito pretenden que el ser humano conteste con la eficacia, nivel de detalle y precisión con la que lo haría una máquina.

Sugiero que de ahora en adelante tenga un registro detallado y preciso de direcciones, teléfonos, cuentas bancarias, obligaciones de todo tipo por mínimas que sean, cupos preaprobados pero no utilizados, entre muchas otras cosas con los que esté relacionado, porque si en 15 años le hacen una pregunta sobre si reconoce un número telefónico, no vaya a ser que sea del apartamento que arrendó por un par de meses, 15 años atrás. Es mejor que lo recuerde con claridad y precisión, porque de lo contrario, el sistema dirá que usted no es usted.

Hay tres conclusiones. Una que midatacrédito parece ser un servicio muy útil y que ojalá que los lectores que estén interesados en usarlo, pasen el proceso de verificación con facilidad. La segunda, es que debo esperar un mes para ver si esta vez sí logro aprobar su proceso de verificación.

Finalmente, que los responsables de estos sistemas de verificación, ya sea de Datacrédito o de otras entidades que también los están utilizando, olvidaron que el usuario a quien está dirigido es un ser humano y por ahora no vamos a tener la memoria de un computador para acumular tal nivel de detalle sobre nuestra información personal y mucho menos con el grado de precisión que proponen los ingenieros que diseñan estos sistemas.

Presiento que de seguir por el camino que vamos, lejos de facilitarnos las tareas, los sistemas que se programan así, terminarán por dificultarnos la vida innecesariamente. ¿Qué pensará Datacrédito?

Luis Alberto Arango es Presidente del Consejo Directivo del CESA.

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