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Competencias

Las habilidades laborales que no enseñan en las facultades

No podemos seguir "ayudando" a los adultos a desarrollar competencias que no aprendieron de jóvenes y que son necesarias para su supervivencia laboral.

Ana Sarmiento
24 de enero de 2017

Los empleadores de hoy en día exigen que los profesionales manejen altos niveles de energía, persistencia y esfuerzo en el trabajo, sean capaces de estar absortos plenamente concentrados y contentos al trabajar, que exhiban dedicación, entusiasmo, inspiración y orgullo por el trabajo que realizan, y otra lista interminable de cosas que a uno no le enseñan ni en la casa, ni en el colegio, ni en la universidad.

Si independientemente de la ocupación, hay unas habilidades básicas que todos deberíamos tener, ¿cómo es posible que no sean parte de los programas académicos? ¿Es más importante que todos sepamos resolver ecuaciones algebraicas, conozcamos las capitales de cada país o el aparato digestivo de las lombrices?

Si bien es cierto que esa información terminó por ser relevante para algún grupo de profesionales, no lo fue para la mayoría.  Pero estoy segura de que todos los estudiantes del mundo se beneficiarían de aprender a:

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  • Reponer sus energías cuando se drenan.
  • Crear nuevos hábitos.
  • Gestionar su mente y sus miedos.
  • Observarse a sí mismos.
  • Descubrir para qué son buenos y construir sobre eso.
  • Recuperarse de los fracasos.

La educación sigue fallándole a las empresas

El sector educativo le falló en esto a la Generación X, a los Millennials y peor aún no veo que lo estén corrigiendo con la siguiente generación. Si esto sigue así... ¿Quién va a proteger a las organizaciones del mañana?

El mundo cambia tan rápido que cuesta imaginarse cómo se verá en 10 años. El sistema educativo juega un papel importantísimo en dotar a la Generación Z de habilidades universales y atemporales que les permitan desenvolverse con soltura sin importar las circunstancias.

No basta con sólo conocimientos intelectuales.  No basta con prepararlos únicamente para superar las pruebas del Ministerio de Educación. No basta con que aprendan en las instalaciones más modernas de la ciudad. La ventaja competitiva de un profesional de hoy en día no está en sus conocimientos generales o en la infraestructura de la institución, sino en su capacidad de conectarse con su trabajo y tener un desempeño sostenido.

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La clave está en ayudarlos a que encuentren una ocupación que los llene y sepan cómo alinearla con el medio que lo rodea.

S.O.S: Incluyan planes de carrera

Si la educación incluyera planes de carrera, las empresas no tendrían que ocuparse de desarrollar las habilidades que todos deberíamos tener para interactuar en el mundo laboral. Tendríamos profesionales más satisfechos, empresas con mejor nivel de Engagement, mayor retorno para los inversionistas y sociedades más avanzadas.

No podemos seguir "ayudando" a los adultos a desarrollar las habilidades que no aprendieron de jóvenes y que son necesarias para su supervivencia laboral. Mientras el sector educativo asume su papel, he aquí algunas ideas para aplicar con los jóvenes:

  • Si tiene hijos, sobrinos o nietos, comience por inculcarles el conocimiento de sí mismos. Cuanto antes comiencen, tanto mejor.
  • Observe a los menores y tome nota de las actividades que se les facilitan y los divierten y piense en maneras en que pudieran ganarse la vida con ello.
  • Ayúdelos a fortalecer sus talentos en lugar de solo corregir sus debilidades.
  • Estimúlelos a cuidar su cuerpo y su energía.
  • No espere a que el sistema educativo asuma la función que le corresponde, busque formas de que sus seres queridos generen las destrezas que necesitan para la vida.
  • Si trabaja en el sector de la educación, en sus manos tiene una oportunidad de oro para para contribuir a un mundo mejor.

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