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Presupuesto

¿Qué debe tener en cuenta al momento de solicitar un crédito?

Todos las personas somos objeto de recibir un préstamo, incluso por montos superiores a los recomendables para los que soporta el ingreso. De cada uno depende prestar la suma que realmente puede pagar.

Omar Alonso Patiño Castro
27 de octubre de 2016

A la hora de solicitar un crédito, es muy normal que nos quedemos con la primera opción que nos ofrecen. El primer banco que se nos acerca o aquel en el que tenemos la cuenta de ahorros o la tarjeta de crédito, suelen ser la alternativa de financiamiento más usada, no investigamos más y aceptamos contraer la deuda con esa primera oferta.

Cuando queremos comprar casa o apartamento, es costumbre que la primera opción sea aquella que nos plantean el día en que visitamos el proyecto y nos explican que la financiación es con tal o cual banco y que la empresa vendedora se encarga de realizar los trámites ante el banco. En verdad es más fácil para el banco, normalmente el mismo que ha financiado el proyecto, y para el vendedor, pero no necesariamente para el comprador.

Lo mismo sucede con la mayor parte de concesionarios de vehículos que ofrecen a través de financieras del mismo grupo o de un banco, la posibilidad de acceso al crédito, planteando como valor agregado que los analistas se encuentran en las mismas instalaciones del vendedor. Nuevamente la comodidad y el conocimiento de los trámites necesarios para el acceso a los recursos se convierten en el principal argumento para que nos quedemos con esa oferta.

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Si una persona es objeto de crédito para una institución financiera, lo será para todas. Los esquemas de valoración del perfil de los aspirantes a ser tomadores de un préstamo no varían sustancialmente entre una institución financiera y otra. Las únicas diferencias ciertas se presentan cuando existe una relación distinta entre el tomador y el otorgante del crédito, por ejemplo, cuando se es asociado a una cooperativa o miembro de un fondo de empleados, de lo contrario, el proceso es el mismo.

Cuando no existe el rigor en el análisis tenemos el riesgo de caer en el sector financiero informal con todas las consecuencias que, el ingreso al mismo, acarrea. Si bien, las condiciones de análisis del crédito no varían, las de otorgamiento sí.

Cuando se contrae un endeudamiento se deben considerar distintos aspectos: el monto del crédito, la tasa de interés, el plazo, el monto de la cuota y su ajuste con nuestro flujo de caja y la garantía que se otorga para el crédito; estas son las condiciones que debemos tener en cuenta para tomar una decisión de con quién tomamos el crédito.

El ejercicio a realizar, como en muchas otras actividades de nuestra vida, es preguntar, preguntar y preguntar, es la única manera cómo podemos estar frente a la opción que más nos conviene. No siempre la mejor tasa o el menor valor de la cuota es la mejor decisión.

El primer ítem a tener en cuenta es el monto del crédito. Los bancos son muy dados a hacer preaprobados superiores, en muchos casos, a las verdaderas necesidades del tomador del crédito, pero a pesar de tener la posibilidad de un monto máximo a prestar, es necesario que se detenga a pensar en la conveniencia de tomarlo en su totalidad. Sin detenernos a pensar en los gastos que genera un mayor valor de la inversión, tomar el monto máximo nos lleva también a forzar el flujo de caja y tener un margen de maniobra mucho menor para gastos o inversiones no presupuestadas.

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El siguiente aspecto a considerar es la tasa de interés y su verdadero impacto sobre el valor mensual de la cuota. Frecuentemente nos venden la idea de que una tasa menor es el elemento más importante a tener en cuenta. La tasa de interés varía según el riesgo del cliente y según el plazo que se solicite, por ello, una mayor tasa es sinónimo de un plazo mayor y por ende de una cuota menor.

En la misma dirección del análisis anterior se encuentra el plazo. Es recomendable permanecer la menor cantidad de tiempo endeudado, pero este objetivo no debe lograrse a costa de los compromisos presentes. Tal como sucede con la tasa, a mayor plazo, el valor de la cuota disminuye y con ello aumenta la probabilidad de honrar el crédito en su totalidad.

Con los aspectos antes analizados, también se deduce la conveniencia de fijar una cuota alta o baja y los efectos que ello va a tener sobre nuestras finanzas mensuales. Cada uno de los aspectos a tener en cuenta es interdependiente de los demás, no podemos mirarlos por aislado porque ello induce al error y no nos permite realizar un análisis juicioso de las alternativas disponibles.

Es mejor adquirir compromisos que sean fácilmente cumplibles y en la misma medida en que el flujo de caja lo permita, hacer abonos adicionales a capital, esto no tiene ninguna penalidad y sí le proporciona tranquilidad en el presente y la posibilidad de acortar el plazo establecido o disminuir el monto de la cuota a cancelar.

Antes de decidir evalúe las posibles alternativas que le presentan y también aquellas que ha consultado, recuerde que su mejor asesor financiero es su bolsillo y solo usted sabe hasta qué  punto puede adquirir compromisos financieros que puede cumplir. Tal vez puede resultar dispendioso pero no escoja la primera alternativa o la más obvia, disponga del tiempo necesario para investigar y así escoger la mejor opción, ajustada a su situación financiera.

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*Administrador de Empresas con Doctorado en Ciencias Empresariales.

Consultor en temas financieros y organizacionales, con amplia experiencia en el sector bancario y en el sector servicios .

Se ha desempeñado como Decano de la Facultad de Administración, Finanzas y Ciencias Económicas de la Universidad EAN en donde actualmente es Profesor Titular.