Nunca debe usarse para gastos como mercado, servicios, mantenimiento, ropa, regalos, gasolina, etc. Todos éstos son consumos que tienen que estar ajustados a un presupuesto y deberán cancelarse al momento de ser causados. | Foto: Rigoberto Puentes

Cómo usar el crédito

La financiación es una herramienta fundamental en el manejo del dinero y de la construcción de la riqueza, pero para ser beneficiosa, debe estar bien administrada. Un préstamo mal administrado puede conducirlo fácilmente a la quiebra.

Rigoberto Puentes
1 de junio de 2010

 
¿En qué casos es conveniente hacer uso del crédito? 
  
Para adquirir activos de alto valor. Aquellos que de otra forma no podría comprar. Los ejemplos típicos son la casa y el carro. Para una familia que se encuentra en los primeros años de actividad laboral usualmente es la única forma de adquirir estos bienes esenciales.  

Para educación. En todos los países existen centros de financiación estudiantil que son fácilmente accesibles. Éstos son préstamos muy útiles, tanto desde el punto de vista financiero como educativo. Los jóvenes empiezan a asumir la responsabilidad de su educación y esto les empieza a enseñar el valor del dinero. Por lo que es recomendable, incluso si la familia cuenta con los medios para pagar la educación de los hijos, inducirlos a que ellos mismos se la financien.    

Para invertir. 
Con el objetivo de montar un negocio, ampliar uno existente, o bien como capital de trabajo. Existen préstamos de tipo empresarial que también pueden ser asumidos individualmente con el fin de aumentar el patrimonio personal o familiar.   Por conveniencia. Cuando se pueda obtener financiamiento sin intereses, o a un interés menor al que usted esté recibiendo por su dinero invertido, o cuando realice compras o contrate servicios sobre los que pueda diferir el pago, sin tener que pagar intereses.  

¿Cuándo NO debe hacerse uso del crédito?   


Para gasto corriente. 
Nunca debe usarse para gastos como mercado, servicios, mantenimiento, ropa, regalos, gasolina, etc. Todos éstos son consumos que tienen que estar ajustados a un presupuesto y deberán cancelarse al momento de ser causados. Si usted, eventualmente, se ve en la necesidad de pedir prestado para satisfacer algunos de estos renglones, interprételo como un síntoma negativo. Significa que algo no está funcionando bien en su administración. Probablemente está gastando más de lo que gana. Atienda al síntoma y retome el control de sus finanzas.    

Tarjetas de crédito. 
Si bien son muy prácticas para diferir pagos, deben ser usadas con mucha discreción y con la intención de cancelar el saldo total tan pronto se reciba la facturación. Si eventualmente las usa para financiarse, pagando sólo el mínimo permitido, se dará cuenta de que los intereses son prohibitivos; son los más altos del mercado.    

…Bueno, en realidad las tarjetas no tienen los intereses más altos del mercado…   

Prestamistas profesionales particulares.
  Éstos, junto con las casas de empeño, generalmente son el último recurso. Asumo que cuando una persona llega a este tipo de alternativa es porque ya ha agotado todas las demás: tarjetas, banco, familia, amigos, etc. Sobra decir que usted jamás deberá necesitar este tipo de crédito. Si bien existen situaciones particulares muy diversas, pensamos que una buena Planificación Financiera Personal puede evitar llegar a estas situaciones.

¿Qué hacer ante la posibilidad de entrar en mora? 
 

Por diferentes circunstancias podría verse ante el problema de no ser capaz de cumplir con sus obligaciones. Bien porque las cuotas de un préstamo a tasa variable subieron tanto que lo hacen impagable (situación frecuente en países con alta inflación), o a causa de una enfermedad, una mala inversión, pérdida del trabajo, o bien por simple descontrol de las cuentas. 

Hay ciertos pasos que debería seguir para tratar de minimizar el efecto de las deudas morosas. 

Lo más importante: ¡actúe rápido! Tan pronto vislumbre los primeros síntomas que le indiquen que su situación está tornándose inmanejable, no se quede paralizado; actúe. Bajo ninguna circunstancia deje que sus acreedores se enteren por terceras personas, o porque usted está atrasado con sus pagos. Negocie con ellos antes de que se presente esta situación. 

 ¿Qué hacer? 

Analice detenidamente su posición y establezca un plan de pagos para proponer a sus acreedores. Es importante que sea un plan realista, inclusive con un margen de maniobra considerable, por cuanto usted no puede fallar en los nuevos compromisos que asuma. Comuníquese con su acreedor o acreedores, expóngales la situación, expréseles su intención de pagar su deuda y trate de negociar un plan de pagos flexible. En la mayoría de los casos los acreedores estarán bien dispuestos a ayudarlo, porque ayudándolo a usted también ellos recuperarán su dinero.  

Cuando hable con sus acreedores tendrá que estar preparado para dar algo a cambio de su flexibilidad. Recuerde que va en busca de una negociación. Lo más probable es que le exijan nuevas garantías; tiene que estar preparado para ofrecerlas. 

¿Cuáles son las alternativas más comunes para manejar un caso de mora? 
 

Extensión del plazo.
 Solicite tiempo adicional. Puede incluso proponer un tiempo muerto durante el cual no tenga que pagar ni capital ni intereses. Los acreedores estarán mejor dispuestos a aceptarlo si usted se compromete a pagarles intereses adicionales (siempre y cuando pueda hacerlo).  

Reducción de las cuotas. 
Puede comprometerse a pagar menores cuotas durante más tiempo. Refinanciamiento. Es como un nuevo crédito en el cual se renegocian todas las condiciones. Lógicamente éstas deben ser más favorables para usted y permitirle asumir los compromisos.  

Reducción del préstamo. 
Esta propuesta es más difícil de aceptar por parte de los acreedores, pero ante la opción de no recobrar nada, podrían estar dispuestos a aceptarla.