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Dinero

El reto financiero de los 3 segundos

Manejar el dinero, ahorrar, llevar cuentas y pagar deudas no es algo que resulte fácil para todas las personas porque requiere desarrollar una disciplina. Pero si usted deja estas decisiones en modo “piloto automático”, algo saldrá bastante mal.

4 de mayo de 2016

Siempre que escribimos notas para los lectores sobre cómo manejar su dinero, administrarlo de forma eficiente según su estilo de vida, ahorrar y buscar la forma de poner a producirlo, recibimos comentarios tanto que nos agradecen por nuestros contenidos, como aquellos que se quejan porque nada les funciona.

A los primeros, les expresamos nuestro sincero cariño por seguir atentos a nuestros contenidos, mientras que los segundos se convierten en nuestra inspiración para buscar más alternativas que puedan considerarse y ser adaptadas por cualquier persona. Y es por eso, que en este caso, le exponemos el experimento de los 3 segundos que planteó Charl Richards, en Behavior Gap.

Manejar el dinero no es algo sencillo ni que se pueda desarrollar de la noche a la mañana, porque representa una educación financiera –que sabemos que en Colombia no existe- así como unos hábitos de hogar, de familia y de experiencia de vida que nos llevan a tomar mejores decisiones con el uso del dinero.

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Por eso, no desespere y considere si este experimento puede hacer parte de sus propósitos para dejar de gastar lo que no debe y, realmente, empezar a ahorrar. La situación es la siguiente: ¿qué tan consciente es usted cada vez que compra algo, de cuánto está realmente gastando y qué costo de oportunidad tiene (es decir, en qué otra cosa podría gastarlo y darle un mejor uso)?

La mayoría, sabe que si sencillamente tiene antojo de comer algo, puede gastar entre $2.000 o $10.000 en unas onces mientras habla con un compañero o cada vez que va a cine puede tener que considerar un presupuesto de cerca de $50.000 considerando todo lo que esta actividad puede llegar a requerir, más si usted es quien invita.

Entonces el experimento es el siguiente: tomarse tres segundos, inmediatamente después de cada compra, durante 30 días, para empezar a concientizarse del gasto que está haciendo. Entonces, empezará a sorprenderse sobre cómo está gastando más de $20.000 en una sola hora al comprar un almuerzo o $200.000 con unos zapatos que no necesitaba, realmente.

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Todo esto se hace con el objetivo de llegar a la raíz de sus razones de compra: muchas veces puede resultar por impulso, por ese “piloto automático” del que le hablamos o porque le pareció que no era mucho dinero.

Con esto, poco a poco se va cerrando la brecha entre lo que quiere y lo que realmente hace; lo que le generará una mayor conciencia sobre todo lo que está afectando sus hábitos y cómo, a la próxima vez que vaya a hacer un gasto, empezar a controlarlo.

La importancia de hacerlo durante este tiempo es para crear un hábito, eso sí, tenga en cuenta que sólo funciona si empieza a hacerse la pregunta de forma inmediata, con el fin de descubrir si quizá hubo una razón de impulso o si quizá lo hizo porque no estaba de buen ánimo. Hágalo sin importar el medio de pago: si es efectivo, si es tarjeta o si pidió a alguien que le prestara para hacer la compra.

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