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Opinión

¿Por qué los colombianos viven eternamente endeudados?

Mientras la inversión, que promete retorno, es poca, las personas usan el dinero para consumo, es decir, es plata que no se vuelve a ver.

Juan Carlos Rivera Rueda
15 de septiembre de 2016

Los colombianos son deudores por excelencia. Un gran porcentaje de los años de la vida se pasan pagando deudas y, en el peor de los casos “saltando matones”, es decir, de una deuda a otra. Para el colombiano es normal vivir endeudado: se pide prestado al ICETEX para estudiar una carrera, a cualquiera de los bancos comerciales para comprar una casa, un carro o para comprar con tarjeta de crédito, al vecino para completar lo de los almuerzos y el transporte del mes, a la mamá para montar un negocio, al compañero de trabajo para almorzar, al señor de la tienda para comer, y así, la lista se haría interminable.

El Banco de la República (BANREP), en el reporte de Estabilidad Financiera de marzo de 2016, advierte que el endeudamiento de los “hogares” ha cobrado importancia en el análisis de estabilidad financiera que deriva en una mayor exposición al riesgo de los establecimientos de crédito y se estima que la cartera de consumo y vivienda alcanza los $148 billones, que representarían el 28.4% del ingreso disponible de los colombianos, cifra que según el BANREP está por debajo del promedio de países como Chile y Brasil, así las cosas, la economía colombiana debería ser muy sólida porque lo que resta del ingreso disponible, se supone que, se destinaría a ahorro o a inversión.

Aun así no deja de ser preocupante el bajo stock de ahorro e inversión y el crecimiento del nivel de deuda que se da principalmente por las dos vías mencionadas: hipoteca y consumo, sin embargo, por el lado de la adquisición de inmuebles no resulta tan preocupante como por el lado del consumo, es decir, la primera se puede tomar como una deuda buena (inversión) y la segunda como mala (consumo). En términos financieros la inversión le da la posibilidad de un retorno mientras el consumo hace que ese dinero, sencillamente, se esfume, no lo vuelva a ver. El consumo se convierte, entonces, en el principal problema para que los colombianos vivan endeudados eternamente, porque si no se consumiera hasta el límite se podría canalizar una parte del ingreso al ahorro que es la ruta para poder invertir y generar riqueza.

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El siguiente gráfico muestra cómo ha sido el endeudamiento sostenido de los colombianos en los últimos 12 meses, donde la franja roja representa la deuda en consumo (que incluye algunos gastos malos, como por ejemplo, avances de efectivo, electrodomésticos, viajes) y la amarilla, la de vivienda (que podría ser el patrimonio, el seguro para vivir a largo plazo). La línea negra representa el endeudamiento, en términos reales:

Fuente: BANREP - Reporte de Estabilidad Financiera – Marzo de 2016

¿A quiénes les va peor en este escenario? Son las clases económicas menos favorecidas los más afectados por el endeudamiento “malo”, relacionado a ese eterno consumo. Según José Darío Uribe, presidente del BANREP en entrevista con Kienyke - Dic 2015, cerca de ocho (8) millones de colombianos devengan el salario mínimo o menos, en pocas palabras, que la quinta parte de los ciudadanos en Colombia están supeditados a vivir con ingresos inferiores a sus necesidades. El problema se ahonda cada mes cuando se debe entrar en un proceso de sustitución de una o varias necesidades por otras; por ejemplo, cuando una familia gasta su ingreso en algo tan importante como la alimentación, debe sacrificar, por obvias razones, algunas de sus otras necesidades principales, tales como: vivienda (arriendo, servicios públicos, administración, etc.), vestido, salud y, en la mayoría de los casos, la educación, a costa de las que considere más importantes; ahora, si quiere suplir una mayor proporción no le queda otro camino más que rayar las tarjetas o pedir otro crédito, que por obvias razones incrementa su nivel de endeudamiento.

Siguiendo con el análisis, en la medida que pasan los meses del año (y la vida), esas mismas familias se ubican en un punto por encima de su línea presupuestal, más allá de su ingreso disponible, porque en cada periodo debe hacer una combinación diferente de sus obligaciones, no preferencias, como reza la teoría económica. Entonces, las preferencias, en cualquiera de estos casos, se convierten en un cúmulo de presiones que coaccionan a la familia a tomar decisiones de sustitución de los bienes y servicios que pueden adquirir con sus escasos ingresos y, por supuesto, tratan de superar esa barrera que los economistas llaman, restricción del presupuesto, recurriendo a lo inevitable: las deudas y sobre todo a las malas.

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La gráfica a continuación es un ejemplo que aplica para cualquier individuo, incluyéndolo a usted. Si se supone que tiene un ingreso para comprar dos bienes (A y B), se entiende que solo podría adquirir la combinación de una cantidad de bienes ubicados sobre o por debajo de la línea roja, que para el ejemplo representa el presupuesto. Todo lo que esté por encima de esta línea es deuda, es decir usted, o el individuo de este ejemplo está gastando por encima del presupuesto y sus finanzas están ‘voladas’.

Fuente: Elaboración propia (2016).

Para aterrizar el gráfico a la vida real, sume gastos, calcule el porcentaje del gasto sobre el ingreso y si es mayor al 70%, amigo, encienda las alertas porque está en problemas.

El principal problema es que si se vive todo el tiempo con deudas (sobre todo de consumo) no se puede generar un mínimo de ahorro (39% de los colombianos no ahorra y el 37% ahorra “debajo del colchón”) que pueda ser canalizado a inversión o a evitar las deudas malas: viajes de vacaciones, comidas costosas y regulares, vehículos de uso privado, ropa costosa, antojos y todo cuanto se imagine que gasta a diario y que paga con deuda, a saber con: tarjetas de crédito, créditos de libre inversión, rotativos, de vehículo, libranzas o cualquier otro tipo de crédito destinado a consumo.

En resumen, si se vive endeudado todo el tiempo vía consumo, va a ser muy difícil que se pueda destinar un porcentaje del ingreso a ahorro, luego no va a ser posible generar inversión (no activos productivos) y, por ende, se va a deteriorar cada vez más el flujo ingresos al destinar un porcentaje mayor a pagar deudas. Esto no quiere decir que no se debe acudir a la deuda, tampoco que no puede “darse gusto”, pero si se quiere que el dolor de cabeza que generan las deudas malas desaparezca o no sea tan recurrente, lo primero que se debería hacer es un plan de pagos agresivo para las deudas malas, de manera que se termine de pagar antes de lo programado, también se deberían reemplazar las deudas de consumo por deudas de inversión que deriven en retornos que amorticen la deuda y generen riqueza, por último, se deberían disminuir los consumos a través de canales de crédito y realizar las compras rutinarias con el ingreso corriente, el ingreso del periodo, sin comprometer el futuro.

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*MBA (c) Universidad EAN, Economista y Especialista en Gerencia Financiera de la Universidad Jorge Tadeo Lozano. Docente Universitario, asesor, consultor y coach en asuntos financieros. Actualmente se desempeña como docente de tiempo completo del Programa de Economía de la Universidad EAN. Conferencista en temas en relacionados con Macroeconomía, Finanzas e Innovación Empresarial.