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Hábitos

El truco que lo obligará a pensar dos veces antes de comprar

No es cuestión de presupuesto, tampoco de cuánto gane o si le queda cupo o no en su tarjeta de crédito. Este dato lo traumatizará más de lo que cree y, por ende, le eliminará esas ganas de gastar dinero.

Lina Olmo
4 de octubre de 2016

Entre tanto mensaje comercial que abunda en los medios de comunicación y en las redes sociales, pareciera que cada vez es más difícil resistirse a comprar un producto o un servicio que, muchas veces, ni siquiera se necesita, pero se adquiere por simple satisfacción o porque “estaba en promoción”.

Y es que cuando las personas toman esa decisión de compra hacen una evaluación que, por lo general, pasa por la siguiente escala: primero, si es una necesidad; segundo, si tiene el dinero para adquirirlo; tercero, los deseos que se esconden detrás de esa compra; cuarto, nuevamente la duda de las dos primeras… y así, hasta tomar la decisión final.

Pero por este proceso nunca pasará por la mente de alguien la verdadera pregunta que hace que una persona desista o no de una compra: “¿cuánto tiempo tendré que trabajar para pagar esto que voy a comprar?”.

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Cuando Pepe Mujica habla sobre su vida y explica cómo vivir con “poco” siempre dice “lo que estamos gastando es tiempo de vida, porque cuando yo compro algo, no lo compro con plata, lo compro con el tiempo de vida que tuviste que gastar para tener esa plata, pero con la diferencia de que la única cosa que no se puede comprar, es la vida. Y es miserable gastar la vida”.

Seguramente, en este punto, no entenderá en qué consiste esto, pero le pondré el siguiente ejercicio:

Mientras iba caminando por el centro comercial, encontró en una vitrina unas hermosas zapatillas que “le hacían ojitos”. Así que ingresó al almacén, las probó y por último, preguntó el precio. Cuando le dijeron que costaban $450.000, se sorprendió. Pero empezó a hacer cálculos y consideró que “alcanzaba” a comprarlas difiriendo la compra en dos cuotas. Y ya. Caso cerrado.

¿Cómo hacer el cálculo?

El anterior caso es sencillo. Pero si le digo que si usted gana un salario mensual de $2’000.000 y que para comprar esas zapatillas usted tendrá que trabajar cerca de 54 horas, quizá ya no le suene tan atractivo. Seguramente si hubiera pensado en que tiene que pasar seis días “trabajando gratis” para poder pagarse ese gusto, puede que hubiera desistido y ese dinero lo hubiera empleado en algo realmente necesario.

Para saber eso, lo básico es saber cuánto cuestan sus horas de trabajo. El cálculo es sencillo: tome su salario mensual y divídalo entre 240. Ahí obtendrá el valor. En el ejemplo de los $2.000.000, se obtiene el resultado de que la hora cuesta cerca de $8.334.  Luego, simplemente considere esas compras supérfluas, tome ese precio del objeto y divídalo entre el valor de sus horas. Continuando con el ejemplo, ($450.000/8.334), le da una cifra de 53,9, es decir, casi 54.

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Pero como no siempre usted recibe el total de su salario, sino que finalmente debe descontarle al sueldo lo que queda disponible después de pagos en seguridad social, pensión, aportes a caja de compensación, el arriendo, los servicios, las cuotas de tarjetas, pagos de crédito, se dará cuenta que usted recibe menos plata por esas horas de trabajo y tendrá que dedicar más horas laborales para pagar ese capricho o ‘gustico’ que se dio.

Quizá muchas personas consideren este truco algo estúpido o absurdo, que “precisamente para eso es que se trabaja, para ganar el dinero en lo que se merece”, lo cual es totalmente respetable. Pero si las personas realmente tuvieran en cuenta que el tiempo en que pagan esos gustos podría ser invertido de mejor forma, muy probablemente tendrían más éxito con sus finanzas personales. Entonces, ¿cuál es su decisión?

*Especialista en Economía

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