Foto del Banco de la República | Foto: Banco de la República

Dinero

Las 3 cosas que tiene que saber sí o sí sobre el nuevo billete de $100.000

Esta nueva denominación de billete que estará entre los colombianos ha generado varias preguntas y polémicas en torno a los efectos que esto puede llegar a tener para las personas y la economía en general.

Nataly Olarte
30 de marzo de 2016

Desde el 31 de marzo de 2016 Colombia estrenará un nuevo billete que tendrá al expresidente Carlos Lleras Restrepo y a la Palma de Cera así como imágenes del Valle de Cocora como representación de la denominación de $100.000 (cerca de US$33); convirtiéndose en la forma de materializar una suma importante de dinero, en un “solo objeto”.

Entre las razones, el Banco de la República explica que el crecimiento de los precios (inflación) lo que hace que cada vez usted tenga que dar más sumas de dinero cuando hace una compra de un producto o de un servicio y así, se espera que el nuevo billete de $100 mil pueda llegar a facilitar este tipo de transacciones, evitando que usted “se enrede” con tanto billete.

Según lo que ha anunciado el gerente del Banco de la República, José Darío Uribe, se estima que se imprimirán cerca de 50 millones de billetes de esta denominación. Pero así como éste llega, hay otro que sale: el billete de $1.000, en el que Jorge Eliécer Gaitán representaba.

Con esta nueva realidad, muchas personas ya han expresado su opinión al respecto, manifestando los inconvenientes que puede llegar a representar el tener este nuevo billete como: “no tengo vueltas”, al hacer compras y que, por algo pequeño, la persona no tenga cómo hacerle devolución del dinero o que pueda llegar a tener la sensación de “ganar menos”.

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Uno: Las características

La emisión de este nuevo billete hace parte de un programa del Banco de la República con el propósito de ‘renovar’ la familia de billetes que actualmente circula en el país. Así, imágenes como la de Santander ($2.000), Julio Garavito($20.000), Policarpa Salavarrieta ($10.000) y Jorge Isaacs ($50.000) serán desplazados por Débora Arango, Alfonso López Michelsen, Virginia Gutiérrez y García Márquez; respectivamente. En tanto, el único que se mantiene es el de $5.000, con José Asunción Silva.

Entre las razones –además de las que ya mencionamos- también está la de brindar a las personas más seguridad, con tintas e hilos de colores intensos, con efectos de cambio de color. Pero es esto lo mismo lo que también puede convertirse en una preocupación, pues implica toda una campaña de educación para que las personas se empiecen a familiarizar con los nuevos billetes.

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En esto, las campañas serán intensas y desde bancos y demás entidades financieras, estarán a cargo de explicarle las pistas para que usted pueda identificar si un billete es o no falso. Recuerde, todo se trata de tiempo y precaución. Lo mismo sucedió cuando en el año 2000 se hizo el lanzamiento del billete de $50.000 que, para ese entonces, también generó polémica.

Sin más, aquí le dejamos una fotografía de cómo luce este nuevo billete:

Dos: Los efectos

Desde el año 2000, cuando se emitió el billete de $50.000 (y hubo una conmoción similar a la que está sucediendo hoy), el PIB per cápita colombiano se ha más que triplicado y el salario mínimo más que se duplicó, mientras que las denominaciones de billetes en circulación no se habían modificado. Entonces, un nuevo billete lo que pretende es facilitar las transacciones de compra de los colombianos.

De acuerdo con el experto financiero Jorge Saza, “no debería ser ninguno porque lo que se programa es la masa monetaria que se inyecta en la economía cada año, lo que es producto del crecimiento de la economía y de la inflación”. Es así como, en sí, no hay un efecto mayor en la economía general del país.

Y es que según el profesor experto en finanzas de la Universidad de los Andes, Santiago Rodríguez, “el billete de $100.000, si lo convierte en dólares son como US$30, es decir, que con el billete más grande actual de $50.000 serían US$15. Si lo comparamos con otros países, los más altos, expresados en dólares son México y Perú, son equivalentes de  US$60. Entonces, con el billete de $100.000 quedamos parecidos ahora a Chile y Brasil, en US$30. Recordemos que en Estados Unidos el billete más grande es de US$100”.

Con esto, la idea es también llegar a nivelar un poco esas diferencias de cambio tan grandes que puede existir en comparación con otros países.

Lo único es que “puede llegar a implicar más costos operativos porque más personas van a querer ir a los bancos a cambiar sus billetes así como también surgirán nuevas intenciones de falsificación, por parte de delincuentes”, añade Saza.

Le recomendamos ver el video “¿Tiene vueltas de un billete de $100 mil?”.

En sí, el efecto inmediato está para la persona del común que, al retirar su dinero de un cajero o recibir los pagos, se verá en problemas para dar “suelto” o la cantidad necesaria para compras pequeñas. Podrán presentarse problemas con taxistas y dueños de negocios; mientras que la economía empieza a adaptarse.

Pero si lo piensa, por otro lado, puede que sea mucho más sencillo hacer pagos con altos montos, no “dar papaya” con una billetera abultada o tener que contar un montón de billetes al hacer transacciones costosas.

Tres: Los problemas

Más allá del mal genio que usted como ciudadano común y corriente pueda llegarle a causar a un taxista o a un tendero, hay unas situaciones que van más allá de lo evidente.

“Es innegable que billetes de más alta denominación incentiva y facilitan la informalidad que, en Colombia según estimaciones, está entre el 30% y 38% del PIB”, señala Santiago Castro, presidente de Asobancaria. Lo que eso traduce es que las personas se están acostumbrando cada vez más al efectivo, a tener el dinero.  

Según una encuesta de BlackRock, en Colombia el 70% de los colombianos tienen sus ahorros en efectivo y es, aún más preocupante, cuando son la generación de los Millennials, quienes más están acostumbrados a esto.

En otros países, incluso, se busca que cada vez menos sea el dinero en efectivo que se imprima, con el fin de hacer al país avanzar en esa materia, con transacciones digitales o electrónicas. “La idea futurista o propósito es que bancos centrales cada vez emitan menos dinero físico y las cosas sean más electrónicas. Pero aún hay agentes de la economía que manejan efectivo y nosotros estamos haciendo lo contrario, porque estamos lejos de que se elimine el efectivo”, añade el experto Saza.

Y es que, en parte, hay un efecto tributario en esto: “Cuando en Colombia se implantó el impuesto 2x1000, el país volvió a tener una preferencia por el efectivo, porque había mucha gente que quería evitar pagar impuesto. Esto obligó a que las empresas o patronos pagaran en efectivo, porque no se quería tener ese descuento por derecha”, recuerda Saza.

Hoy en día el 4x1.000 se mantiene vigente y sigue impidiendo que las personas tengan un mayor acceso o confianza al sistema financiero.

Y, por supuesto, a esto se le suma dos consecuencias negativas: el inicio de la falsificación del nuevo billete así como la creación de nuevos negocios informales que se encarguen de “descambiar” los billetes, a cambio de una pequeña tarifa.

El efecto psicológico

Finalmente, lo que se ve inicialmente es que las personas van a tener una resistencia fuerte a este cambio, que puede llegar incluso a verse como una pérdida de poder adquisitivo porque, por ejemplo, una persona que gane el salario mínimo hoy en día recibe cerca de 13 billetes de $50 mil; mientras que ver que ahora puede recibir solamente 6 billetes, genera un efecto de creer que va a tener menos dinero, a pesar de representar la misma cantidad.

Incluso, esta situación también abre nuevamente el debate que surgió el año pasado con la eliminación de los tres ceros en las denominaciones.