La creencia del inversionista de que el desempeño reciente determinará el futuro, es una de las mayores trampas en las que suele caer. Foto. Corbis. | Foto: Corbis

Inversión

Los siete pecados de los inversionistas

La crisis financiera de Estados Unidos que inició en 2008, debió servirles a los inversionistas para prever las dificultades y estar preparados ante cualquier evento. Sin embargo, psicólogos y asesores financieros dudan de esta afirmación.

20 de septiembre de 2013

Los expertos en este tema parecen desconocer o poner en duda las habilidades de algunos inversionistas para responder en época de crisis, ya que siguen cometiendo errores.

Según un artículo publicado en The Wall Street Journal, los inversionistas dejándose deslumbrar por la última tendencia, quieren seguir a las masas y suelen pasar por alto detalles importantes, lo que los lleva a pecar siempre en lo mismo.

Sin embargo, psicólogos y asesores financieros consideran que no es imposible evadir algunos tropiezos y que esto sólo se logra ejecutando un plan concreto, de rápida acción, para sus objetivos de inversión.

Para esto, deben dejarle de prestarle tanta atención a los eventos de corto plazo que son noticia y de un asesor financiero o familiar de confianza que los ayuden a sopesar sus decisiones.

Éstos son los siete pecados capitales de la inversión:

1. Lujuria: la creencia del inversionista de que el desempeño reciente determinará el desempeño futuro es una de las mayores trampas en las que suele caer.

“Antes de la crisis financiera, los inversionistas se metieron de lleno en el mercado inmobiliario, convencidos de que los precios de las viviendas nunca se debilitarían (…) El ejemplo más reciente es el oro. El metal tuvo una racha alcista incluso antes de la crisis, y los inversionistas se abalanzaron hacia él. Un factor importante fue la gran atención que el oro de pronto recibió en todos los medios”.

Los expertos afirman que para combatir esta conducta, es importante estudiar los precios y el desempeño histórico de las inversiones populares. En vez de estudiar solo los precios de los últimos meses o años.

Observe periodos que daten de al menos diez años atrás, y a veces más. Por ejemplo, los precios del oro han estado subiendo desde 2001, pero en el largo plazo se han rezagado frente a las acciones y apenas han mantenido el ritmo de la inflación.

2. Soberbia: los inversionistas, especialmente los novatos, suelen pensar que saben mucho más de lo que realmente conocen sobre una inversión particular, afirman los psicólogos y asesores.

La mejor forma para que controlen su exceso de confianza es asegurarse de tener a una persona imparcial con la que puedan hablar sobre sus ideas de inversión.

3. Pereza:
A menudo simplemente no prestan atención a los detalles, lo que los lleva a invertir en el lugar equivocado y a perder grandes sumas de dinero.

4. Envidia: el querer formar parte del club y el deseo de ser parte de una emisión exclusiva, a menudo impulsa a las personas a hacer apuestas que no encajan con los objetivos generales de un portafolio.

5. Ira:
Todos los inversionistas odian perder dinero y no admiten el fracaso. La aversión a la pérdida, como lo llaman los psicólogos, es común.

Esta forma de pensar puede ser peligrosa. Si se arrepiente de una decisión, podría vender demasiado pronto, pero si no puede aceptar la derrota y los costos de una inversión, podría quedarse con un activo por demasiado tiempo.

En vez de solamente investigar las finanzas de una empresa, los inversionistas deben analizar todo el clima económico.
Si una empresa depende de la recuperación del mercado laboral o inmobiliario para tener buen desempeño, los inversionistas tienen que entender bien el panorama de esos sectores y planear sus inversiones en base a eso.

6. Gula:
no hay que vivir el momento, hay que vivir planeando hacia el futuro. La clave, según un experto, es hacerse una serie de preguntas sobre qué estilo de vida quiere llevar cuando se jubile: ¿Cuántos años tendrá? ¿Dónde vivirá? ¿Qué estará haciendo?

Cuando el inversionista observa que solo le quedan 20 o 30 años para retirarse, se siente alentado a aportar más a su plan de jubilación.

7. Avaricia: haga la diferencia y no deje que la corriente del rio se lo lleve. Para combatir el inevitable temor por un declive bursátil u otros eventos adversos, los asesores dicen que es crucial que los inversionistas tengan un plan detallado al cual serle leal independientemente de los eventos a corto plazo. El plan debería delinear su objetivo en cuanto a bonos, acciones y otras inversiones, y estar basado en sus metas de jubilación.